Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

martes, 22 de febrero de 2011

Montealegre y la Revue Hebdomadaire

Montealegre y la Revue Hebdomadaire

Víctor Samuel Rivera
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

En julio de 1921 se celebraba era el centenario de La Fontaine. Se podía ver el retrato del escritor francés en la portada de la revista semanal Hebdomadaire. Pero también era el centenario del nacimiento oficial de la República del Perú. Eso uno lo averiguaba si se tomaba la molestia de comprar un ejemplar y leer adentro. Hebdomadaire era una revista semejante a Selecciones. El mismo formato, para llevar en el tren o el bus, con artículos bastante ligeros y novelas por capítulos, que había que completar comprando la seguidilla con la revista. Sin duda, los lectores franceses promedio no tenían mucho interés en los temas peruanos, que no eran –por tanto- nada rentables. Pero Hebdomadaire sorprende al lector entre líneas por la interesante cantidad de información concedida allí al Perú. La revista, por ejemplo, dedicó un artículo de varias páginas a comentar la salida en prensa de la revista cultural peruana Mercurio Peruano, en 1918. ¿Por qué una revista francesa del estilo “Selecciones” incluía datos sobre el Perú?

Hebdomadaire era una revista de clara tendencia maurrasiana. Esto es, era una revista “derechista”. En números de fecha cercana a julio de 1921 encontramos artículos referentes al Conde Joseph de Maistre (1753-1821), o bien a su maestro, el iluminado Claude de Saint Martin, al que en Francia se llama “el filósofo desconocido”. Escribían allí redactores que colaboraban también para el famoso periódico l’Action Française, de Charles Maurras y Maurice Barrès, esto es, los monarquistas franceses. Uno de esos redactores se ocupó del Perú en el centenario de su independencia. Era Maurice André, entonces un famoso activista del monarquismo provenzal. Este hombre, que ahora no es sino un espectro de las micro historias sociales francesas, era entonces un personaje destacado de la vida política. Para el efecto que nos interesa, que es su nota sobre el Perú en julio de 1921, es relevante saber que André, como varios otros de sus compañeros, era amigo de los hermanos Ventura y Francisco García Calderón uno de los cuales (yo creo que Ventura) debió haberle pedido dedicar unas páginas al centenario de la Independencia. Éstos eran unos derechistas peruanos bastante aceptables para el contexto histórico social de 1920.

En fin. Sólo un verdadero amigo podía dejar de escribir sobre La Fontaine para dedicar su pluma a la fiesta nacional de una república de segundo término del otro lado del mar. Y André, que era un buen amigo, aceptó la sugerencia de escribir sobre el nacimiento del Perú republicano. El texto se titula: “À propos d’un centenaire. L’Émantipation du Pérou et la solidarité Sud-Américaine”. Pero lo que escribió Maurice André estaba muy lejos de lo que Francisco o Ventura se hubieran jamás imaginado. Y dejó histérico a José de la Riva-Agüero. Es aquí que cuenta el Marqués de Montealegre y cómo se relaciona con la Revue Hebdomadaire. Lo que sigue habrán de esperarlo, queridos lectores, a mi siguiente post.

Caetera desiderantur…

lunes, 21 de febrero de 2011

El rito, apuntes someros y trailer



Película recomendada por La Coalición

Palma clásica de La Coalición 2010


Apuntes para la interpretación desde una perspectiva hermenéutica:

1. No hay presencia binomio conceptuales modernos:

objetivo/subjetivo natura/sobrenatural real/ imaginario (psicológico)

2. No hay concepto de verdad como objeto de prueba, sino verdad como mostración.

3. La verdad es una experiencia, aunque no una experiencia privada (privada, personal) / la verdad es lo que se presenta en los acontecimientos

4. Los acontecimientos son contingentes, pero tienen un sentido

5. El sentido depende de una aceptación originaria (anterior a la reflexión) pero que está presente desde un inicio

6. Lo santo y la verdad se llaman mutuamente.

7. El mundo ordinario (/burgués, el mundo promedio) es invadido por una esfera de sentido alternativa.


Basta de filosofía por hoy.

Ficha técnica
Título: El rito
Título original: The Rite
Dirección: Mikael Håfström
País: Estados Unidos
Año: 2011
Fecha de estreno: 18/03/2011
Duración: 114 min.
Género: Drama
Reparto: Anthony Hopkins, Alice Braga, Ciarán Hinds, Rutger Hauer, Chris Marquette, Franco Nero, Toby Jones, Torrey DeVitto, Maria Grazia Cucinotta, Colin O'Donoghue
Web: whatdoyoubelieve.war nerbros.com
Distribuidora: Warner Bros. Pictures
Productora: New Line Cinema, Contrafilm, Fletcher & Company

viernes, 4 de febrero de 2011

¿Qué es la posmodernidad?: II. La decisión


¿Qué es la posmodernidad? (II)

La decisión

Víctor Samuel Rivera
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía

En nuestro post anterior dedicado a temas de hermenéutica, “La Marcha”, intentamos introducir al tema de la posmodernidad. El tema giraba en torno a si tiene sentido que uno pueda considerarse un posmoderno de izquierda o derecha. En La Marcha hicimos una metáfora heideggeriana. En ella distinguimos el acontecer, el sucederse de las cosas, de la música, el ritmo que permite identificar estos acontecimientos. Imaginemos un desfile militar, una procesión religiosa. Para quienes en todo lo que escribo ven ultramontanismo o fascismo, les aconsejo enriquecer su imaginación con un desfile burlesco, una procesión de carnaval, un festival de zamba en Río de Janeiro. Hay allí también los mismos elementos: algo acontece y marcha. Espléndidas cariocas agitan sus plumas entornando las gambas, montadas algunas en carros alegóricos. Un balance vibrador palpita en sus senos morenos. Algunas incluso son travestis voluptuosas a quienes la tecnología moderna ha adaptado para la marcha. Imaginemos a una travesti que se ha disfrazado de Michel Foucault, o de la Diosa razón, o de esa liberal de Mónica Lewinski. Sea lo que sea que marcha en el festival de zamba, si marcha, tiene una música.

En un esquema heideggeriano o hermenéutico es fundamental distinguir el entorno emocional de la experiencia de sus ingredientes. Los segundos son parte del mundo. Son “ónticos”. Eso se prueba porque se pueden contar. Puedo decir: son estos cinco; estos son ocho, etc. y enumerarlos. Si se cuentan, también se identifican y cambian. Por esta razón todos y cada uno de esos ingredientes es prescindible. Ninguno es indispensable. Justamente por eso marchan, pasan y se van. Uno los recuerda como los que han marchado. En contraste con estos elementos, la experiencia de la emoción es incontable. No es numérica. Tampoco se puede suprimir y es, por lo mismo, indispensable. Por eso, con Heidegger, la consideramos ontológica. “Ontológico” quiere decir: no se puede suprimir. Sin esto no marcha nada. Este carácter indispensable de la música es fácil de comprobar. Se aconseja ver en Youtube el entierro de la Emperatriz Zita. Se ve el cortejo de las órdenes religiosas, de la nobleza y de los notables. ¡El himno del Emperador lo significa todo! Si el lector cree que este ejemplo es algo reaccionario, entonces pulse en Youtube una marcha en la Rusia Soviética. En ambos casos se sugiere, luego de haber visto el video con la música respectiva, retirar el audio. Pero entonces ya no queda el desfile. Queda la imagen del desfile. Permanece una representación, una copia, una reproducción, pero ya no decimos con propiedad “es el desfile”.

Si tomamos en serio a Heidegger y Gadamer y la tradición hermenéutica, las emociones en casos de desfiles, marchas y pasacalles son constitutivas de ser. Pero es una experiencia básica que los desfiles no despiertan en todos las mismas emociones. Hay un sí fundamental en la marcha, que es lo que la hace marchar. Este sí fundamental es lo que la diferencia del silencio y la inactividad. Este sí es una dignidad. Pero esta afirmación no es mandataria. Es obligada, en el sentido de que, cuando se da, cualquier reacción emocional que tengamos nos aparece como la marcha misma. Puede ser una marcha angustiosa, pero también una marcha maravillosa, que colma el universo de grandeza. El sí fundamental, la afirmación en su sentido más amplio, se impone sobre nosotros. Pero este sí es nuestro solamente si “sintonizamos” con la marcha. Esto quiere decir que este sí fundamental podría no pertenecernos. Aún así sería obligatorio, pero no en cambio mandatario. Llueve: de todas maneras nos mojamos. El que sintoniza con la lluvia se acoge al alero; el otro se expone a la pulmonía. Pero del que se expone a la muerte por una lluvia no decimos que ha entendido qué es llover, y sentimos lástima o cólera. El sí fundamental llega hasta nosotros y salimos a su encuentro. Ser indiferentes es insensatez. Abrimos entonces las ventanas de la casa. Encendemos las luces. Prendemos cirios o nos ponemos de rodillas. Salimos al balcón. Incluso colgamos la bandera de los Austria con el águila bicéfala de los emperadores, si es que por la calle pasa el cortejo de Zita; colgamos una bandera roja con una estrella dorada en otros casos, si desfila la efigie de Stalin, por ejemplo. Cuando el Papa fue a Barcelona a inaugurar la Iglesia de la Sagrada Familia el año pasado, los activistas gay se besaron al paso de la procesión. Tuvieron ante sí un sí afirmativo más fundamental, y entonces se besaron. Sus sentimientos descansaban en este sí más fundamental. De esta manera podemos distinguir dos afirmaciones. Ambas son ontológicas. Una obliga, la otra manda. La primera, la que obliga, nos exige reaccionar de alguna manera. Es el sí del Ser, que se afirma solo y anticipadamente. La otra es un tono emocional que explica y da significado a la esfera de nuestras acciones y reacciones. La segunda es a lo que Heidegger habría llamado una “decisión”. Esta decisión es ontológica porque expresa el sí del Ser anticipado.

En la posmodernidad hay una marcha. Es una marcha del Ser, que es quien en último término marcha. Esa marcha tiene ingredientes, cada uno de los cuales es prescindible. Pero hay una música indispensable que da el tono y llama. Los indiferentes a la marcha actúan neciamente. Ellos son “marchados”, pues donde sea que vaya la marcha, ellos no participan de ella. La marcha los lleva. Frente a la marcha son como los ingredientes de una escenografía y no se adaptan, sino que son adaptados. Otros marchan tomando una decisión. Para algunos esa decisión es un pliegue al Ser que se anticipa. Éstos son los filósofos. Para otros, la decisión es un reponerse de la marcha. Como una familia que vive cerca del escenario de la procesión y exige silencio, aunque no va a ser es cuchada, pues el sí fundamental no escucha, sino que es escuchado. En ellos su emoción niega la marcha. Pero es evidente que no la evita. Ahora, en este esquema de comprensión, que es propio de la concepción de la racionalidad posmoderna, ¿ser de izquierda es seguir la marcha?

Caetera desiderantur…


PD para discapacitados: Irán (Persia) marcha en un sentido fundamental. Como marcha ahora el Egipto, y el Yemén y en general, las repúblicas laicas que el pensamiento único impuso al islamismo. Van camino de ser estados religiosos. Así, los países islámicos que son laicos y repúblicas marchan y son evento. En cambio Colombia no marcha o bien es marchada. España es marchada. El mundo de Obama es marchado, pero en cambio China marcha. Los islámicos toman decisiones y se pliegan al Ser. Obama le recomienda la quincena pasada al líder de la China que “sin derechos humanos el éxito no es posible”. ¿En qué mundo vive el señor Obama? ¡Ah! Es un liberal de izquierda. Entonces su pensamiento está en otro planeta. Dijo que no y se perdió. ¿Son de izquierda los rebeldes islamistas de Egipto, de Argelia, del Yemén? ¿Son de derecha? ¿Es de izquierda el Dalai Lama, ese simpático amigo de Hitler que desea reconquistar su trono en China con la complicidad de las ONG norteamericanas y europeas de “derechos humanos”? ¿Puede un liberal explicarse a sí mismo los fenómenos de la posmodernidad? Un liberal de izquierda, ¿en qué piensa? Ups. Anamnesis: Siempre contra el filosofismo, el charlatanismo y la ignorancia.
 
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