Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Violencia en Bagua o diálogo con los Reyes


Violencia en Bagua (Perú, 2009)
El hablar de los Reyes

Víctor Samuel Rivera
Universidad Nacional Federico Villarreal

Acceso a la versión en pdf Biblioteca virtual de Pensamiento político hispánico Saavedra Fajardo. Haga click aquí.



Los eventos nos sorprenden. Un buen día lo que antes no era, ni era posible que fuera, comienza a ser, y entonces nos conmovemos. Y siempre que algo que sucede nos conmueve, tenemos la impresión de que el mundo ya no va a ser el mismo nunca más. Un buen día, por ejemplo, el 5 de junio de 2009, resulta que mueren 33 personas. Mueren violentamente, como efecto de un encuentro entre la policía de la República del Perú y unas tribus selváticas entre Utcubamba y Bagua. Hay una crisis por la posesión y el usufructo de la tierra. 23 policías son torturados y asesinados por una turba de centenares de indígenas. Los combatientes contra la República fueron convocados desde lo oscuro por el liderazgo de sus reyes. Oímos que junto a los policías mueren otras diez personas. Cientos de heridos deben ser hospitalizados. Tribus que hasta entonces parecían existir en los calendarios clamaron por sus reyes, por sus reyes que viven, y con sus reyes se hicieron agentes de su causa. Más tarde, los reyes aparecen en una mesa de diálogo, convocados por una institución republicana que se denomina “Defensoría del Pueblo”. Nos sorprenden los muertos, pero nos sorprenden porque vienen junto con el hablar de los reyes. Pensemos en la cantidad de muertos que tiene el Perú en un día promedio de accidentes de tránsito. Esos muertos no nos sorprenden ni nos conmueven. Esos muertos son los muertos de siempre, los muertos que carecen de reyes y con los que no hay nada de qué dialogar.

Para el sociólogo liberal Bagua y sus muertos y sus reyes son parte de un desajuste institucional, de un problema de transparencia de información y falta de comunicación. En un contexto ideal de comunicación liberal los reyes no hubieran insurgido y –demás está decirlo- los muertos no nos habrían conmovido tampoco. Habrían pasado a ser muertos de las páginas policíacas. El Informe de la Defensoría textualmente: “Invoca a los actores involucrados en el conflicto a mantener la calma, así como a restablecer el diálogo como único instrumento para alcanzar el consenso y procurar la solución a la crisis”. En términos generales, para el lenguaje koiné de los liberales “el diálogo” es el límite hermenéutico. Esto es: aquello a partir de lo cual todo pensar deja de ser el pensar medio, que es también lo que puede ser descrito en una koiné liberal. En un comunicado de la Conferencia Episcopal Peruana, firmado por la Defensoría, leemos lo siguiente: “invocamos a todas las autoridades y dirigentes a optar por el diálogo y la paz”. Se invoca a los reyes a la paz fundada en el consenso, que es fruto del diálogo. La “crisis” que se quiere resolver, sin embargo, rebasa el límite. En realidad la propia Defensoría caracteriza la situación una y otra vez como “violencia” y “conflicto”. Preguntamos, ¿no son ambos conceptos lo opuesto del diálogo? Se trata, como es notorio, de contextos de comprensión, sólo que la comprensión que se da en el espacio limítrofe donde no hay diálogo. Invocar al diálogo cuando no lo hay no nos persuade que sea “el único instrumento”. Para nuestro entender es, en realidad, el último.

El liberalismo medio imagina las relaciones sociales y los procesos históricos humanos bajo una ontología política individualista. Los agentes políticos son, en último término, individuos que se orientan por sus intereses. Para el liberal todo puede pensarse calculadoramente, por tanto. Es natural pensar ese cálculo como un diálogo. “Tú nos das tu bosque y a cambio te damos regalías”: por la extracción de madera, por ejemplo. Un mundo disponible puede ser siempre negociable. Estamos ante una de las presuposiciones conceptuales más elementales que subyacen a que la Defensoría use un lenguaje de diálogo y consenso. El problema es si lo excluido puede o no reclamar, si es tan disponible como se lo imagina el liberal. La Tierra, por ejemplo, o los dioses. Su oposición está excluida. Es sin más cuestionable que la idea de negociar calculando pueda extenderse a la vida humana en general, a la vida política. Pero en el mundo liberal el diálogo hace de fundamento, es el escenario de un cálculo de intereses. El liberal medio podría resumir la idea afirmando que el diálogo es el horizonte del ser. El ser mismo es una especie de diálogo. De hecho, sin embargo, esta idea del diálogo procede de la hermenéutica, a partir de la cual, por nuestra parte, vamos a pensar el retorno al hablar de los reyes. ¿Cómo un hermeneuta puede oponerse a un dogma de la hermenéutica?

El interlocutor cultivado podría recordarnos que fue Hans-Georg Gadamer, el creador de la hermenéutica quien escribió esta frase: “El ser que puede ser comprendido es lenguaje”. Gadamer ha dejado pistas de sobra de que hay que representarse el ser lingüísticamente, como el acontecer de una conversación inacabable. Este diálogo acontece siempre dentro de lo que hemos llamado “límite hermenéutico”. Desde el diálogo, no podemos imaginar el diálogo como otra cosa que diálogo. Puede concederse que la racionalidad difícilmente puede ser representada de otra manera. Es evidente, sin embargo, que es posible pensar más allá del límite. En realidad algunas veces ese pensar significa la posibilidad del diálogo mismo, como ha sido en efecto aquí el caso. La verdad de esto último es fruto de un diálogo, pero la verdad que ese diálogo trae consigo incluye la muerte de los policías, de la que aparece como efecto. Esto se prueba porque no nos imaginamos que el Estado renunciara a su interés por el territorio selvático omitiendo de la historia a los 33 muertos. La muerte es la procedencia del diálogo. Es desde la muerte que ascendieron al diálogo los reyes. A veces, pues, comprendemos más allá del lenguaje.



Como debe irse notando, nuestra reflexión gira en torno del límite hermenéutico. Antes que al del sociólogo, entonces, daremos espacio aquí al interés del hermeneuta que piensa desde el límite. Para el hermeneuta Bagua no es un diálogo mal hecho, sino es un caso de ontología del nacimiento de un diálogo. Hay un horizonte de fondo en este diálogo que no es lenguaje y que, en realidad, es primero respecto del lenguaje. En la tradición de la filosofía a lo que es primero en este sentido lo llamamos “ontológico”. En este caso el horizonte ontológico lo es referido a la naturaleza de la verdad en los asuntos del hombre. Algo dio lugar a un diálogo, sin haber sido por ello, por cierto, su causa. Ese algo es primero, no en el orden del tiempo, sino en el orden del sentido. El diálogo tiene sentido por un evento sorprendente. Reflexionemos, pues, sobre la naturaleza del evento. Por ahora respondamos a los más escépticos de los liberales con esta sentencia de Heidegger: “la razón es la más porfiada enemiga del pensar”.



Los reyes hablan. Pasemos, pues, al evento, que es el límite del pensar. Para la experiencia social, al principio Bagua era un rumor. El evento aparece para el hombre primero como un rumor. Policías muertos salvajemente, aunque también indígenas muertos o despojados salvajemente de bienes que dan por suyos por el Estado liberal. Ya sabemos que no se trata de un diálogo defectuoso, sino de aceptar que estamos ante un horizonte anterior al diálogo y que le da sentido. Ese horizonte anterior no es una presuposición conceptual sino, ante todo, una experiencia humana, que puede ser descrita. El informe de la Defensoría dice a la letra que “Se percibió temor y tensión en la población indígena debido a la información confusa e incluso contradictoria”. Un rumor, una noticia que nos sorprende es también algo que pasa y que nos inquieta y angustia. Se trata de algo que en realidad no queremos escuchar porque no queremos que suceda. Mientras no hubo una violencia efectiva, mientras esta violencia no llegó a su extremo que es la muerte, los rumores de lo que en Bagua pasaba no significaron nada, pues no queríamos oírlos. Así, para nosotros, la violencia, y su extremo más espantoso, la muerte, aparecen como la custodia de la verdad de este rumor. Hacen de su custodia, pues la guardan y precisan, la elevan ante la atención del hombre. En ello van fenómenos de la experiencia humana de diversa índole. Pensemos en el temor y la admiración.

Es un hecho curioso que los acontecimientos felices pueden describirse de manera parecida a los infaustos. También nos dan inquietud. Pero es también manifiesto que cuando algo terrible es lo que ha pasado nos resistimos más a aceptarlo. Es propio del evento producirnos incomodidad, desasosiego, inquietud. Nos resistimos siempre, por tanto, ya que la quietud y el reposo se anteponen como la experiencia más natural y también la más deseada. Pero, ¿por qué nos resistimos? Del evento terrible es propio el temor. Y esto es porque tenemos temor y tensión ante lo que no depende de nosotros, ante lo que, por su pertenencia, escapa al horizonte de la mera decisión humana. Tememos aquello de lo que no podemos disponer. Nos da temor lo indisponible, y más aún lo que tiene, por ser nuevo, la nota distintiva de la indisponibilidad misma. Ante lo indisponible no podemos decir nada, sino rumorear, especular sobre lo que nos atemoriza y nos tensa. Una manera de expresar esto es que se trata de un ámbito de la comprensión humana donde intervienen los dioses, o bien Dios Todopoderoso, o bien las masas, que son un dios también, y no sabemos qué es lo que éstas o los dioses han resuelto. Otro ha resuelto, no nosotros. Es notorio que ese otro no dialoga. Otra forma es decirlo, la que prefiere el hermeneuta, es que se trata de un asomarse del ser, de un acontecer cuyo ser nos es esencialmente indisponible.

Júpiter lanza un rayo. Dios Sabaoth ahoga a los ejércitos del Faraón en el Mar Rojo. Una estrella nueva aparece el día del nacimiento de Jesús. Se nos dice que la Bolsa de Nueva York ha caído varios puntos bruscamente, por ejemplo. Entonces nos resistimos a creerlo. Nos parece que eso no puede ser. Nos parece que es imposible. Pero, luego de un tiempo, ¿no nos cercioramos y lo aceptamos? Lo que no era, ha comenzado a ser. El temor es incorporado o, también, nos incorporamos del temor. Y de hecho, una vez incorporado el evento, contamos con lo acontecido en el sentido del futuro. Pero este temor incorporado ya no es tensión ni miedo, sino que se hace la experiencia cotidiana. “Ya no es lo mismo”, decimos. E inexorablemente acertamos. Es una condición de la vida humana histórica contar con lo que traen los eventos de los dioses, o las masas, o Dios Todopoderoso. Ya nunca vuelve a ser igual. No importa si algunos liberales aún no lo crean. Les recordaremos que la quiebra de la Bolsa es un hecho y que carece de sentido discutirlo. Lo que era imposible, unos reyes negociando, se ha convertido hoy en una realidad. Joseph de Maistre decía que las situaciones como éstas son “milagros”.



Estamos en realidad ante un ejemplo peculiar de un insurgir de algo que, por su naturaleza, precede al diálogo y es su condición. Tal vez los reyes han pasado a hacer diálogos, pero el evento los ha precedido; es evidente que no hubo tal diálogo anteriormente. El diálogo se muestra respecto de la muerte bajo el modo de su efecto. La expresión “efecto” es un tecnicismo hermenéutico que podemos explicar. Un “efecto” en sentido hermenéutico no es el efecto de una causa, en el sentido que podría tener de la explicación de una regularidad. En realidad es algo muy diferente: un efecto es lo más irregular que cabe imaginar. Es lo irregular mismo, de allí la expresión maistriana de “milagro”. Los efectos a los que nos referimos aquí son incausados, propiamente hablando: no se pueden explicar. Son lugar de la imaginación dialéctica de los opinadotes y los periodistas. Pero un efecto no es dialogado nunca. Lo que nos interesa resaltar aquí es que en una historia de los efectos, el evento es reconocido porque su incorporación es idéntica con el sentido que atribuimos a la historia. Y la historia está formada por una sucesión de hechos admirables. Para nuestra sorpresa, podemos valernos para esto de la concepción que Renato Descartes tenía de la admiración. En 1649 Descartes colocó a la admiración como la primera de las “pasiones del alma”, en el tratado que lleva el mismo nombre. Resulta interesante recordar que Descartes define la admiración como aquella pasión que se produce al “primer encuentro con algún objeto” que “nos sorprende”, sea porque “lo creemos nuevo” o porque “nos asombramos” y “nos conmueve”. Es la pasión ontológica. Se admira lo que es nuevo, o lo que encontramos con que nos ha precedido y no podemos evitar presuponer en el futuro. El ámbito liberal del cálculo o del negocio, la deliberación racional y el sentido de nuestras decisiones y reflexiones se encuentra antecedido por el acontecimiento admirable.



En el pensamiento de Descartes, lo admirable se refiere fundamentalmente a una instancia de decisión política. Es notorio que el origen de lo admirable escapa a la capacidad de decidir y calcular. Así es nuestra obediencia a los príncipes y a los grandes, a la comunidad o al reino. En la vida cotidiana esto admirable funciona como lo que podríamos llamar una matriz de significado. Se trata de una matriz de significado histórico que es ineludible y que por la admiración nos induce al respeto. Esta precedencia ontológica de lo admirable llama a la obediencia. Descartes recomienda obedecer, sea las costumbres, la religión, o el orden público. En realidad su ética entera es una ética de la obediencia vigilante ante lo que nos precede. Está implícito que el origen de lo admirable no importa. Alguna vez Júpiter lanzó su rayo. Esto nos lleva al acontecer propiamente dicho, a lo “creemos nuevo”, y que es admirable sólo y en tanto y en cuanto es indisponible. Eso se debe a que, frente a lo nuevo, no podemos situarnos como dialogantes. Por el contrario, todo diálogo es sobre lo que nos precede y para conservarlo. En Bagua la admiración nos empuja desde algo que es nuevo y que, por ser nuevo, inaugura una nueva escena para el diálogo. Lo nuevo no es nuevo sino en orden del tiempo. En el orden del sentido, el temor se hace admirable, y aparece con las notas de lo inmemorial, pues desde su acaecimiento en adelante es indispensable.

Gracias a eventos como el de Bagua, ya no somos nunca los mismos. Bagua es una verdad relativa a factores que en la experiencia ordinaria van acompañados con la sorpresa, la fascinación o el espanto, una experiencia que supone las notas de lo nuevo. Los rumores nos producen tensión y temor, pero incorporamos ese sentimiento por la admiración, que es la nota fundamental de lo inexplicable. Lo inexplicable que es hoy del hablar nuevo de los reyes. Acontece, sin embargo, que los reyes se han revelado como nuevos, para admiración de la República. Ahora los reyes nos hacen obedecer. Y esta obediencia, este estar vigilante, es una actitud más originaria, más ontológica que cualquier diálogo, pues es la verdad de los diálogos. Dialogan también los calculadores liberales, es verdad. Pero en el límite, allí donde reside lo indisponible, el diálogo debe ser de admiración. La muerte ha devuelto el hablar a los reyes. Un milagro, pues. La estrella nueva se detiene en el Cielo ante el nacimiento de Jesús. Y los hombres sabios, los hombres sabios que viven en el Oriente, adoran.

20 comentarios:

Pablo Barros Travelli dijo...

Dr Rivera: Soy su lector y tengo ideas muy cercanas a la suyas. Ultimamente estoy leyendo la encíclica Pascendi de Pio X, un hermoso alegato contra el modernismo. Se la recomiendo si no la ha leido.

Siga usted en su lucha contra el modernismo y sus terribles consecuencias( marxismo, liberalismo, postmodernismo, culturalismo, etc).

Pablo Barros Travelli
Desde Buenos Aires

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Pablo;



Creo que las consecuencias más nefastas de la modernidad no deben verse sobre un horizonte de ideas, sino con la mirada atenta a la historia: Las guerras mundiales, el exterminio de armenios o judíos, la colonización del África, la Guerra Fría, la destrucción del planeta Tierra por la industria y el liberalismo: He aquí la modernidad en su cara más sincera.

Un abrazo.

VSR

Ricardo Milla dijo...

Estimado Víctor Samuel:

Me gustó mucho tu conferencia y tu escrito está muy bien hecho, como siempre.

Cuando tenga tiempo de reflexionar más profundamente sobre él, haré un comentario más digno.

Saludos,
Ricardo.

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Ricardo;


Éste último post es bastante difícil de leer, pero ha sido escrito, como los de los últimos meses, con toda la intención de que el lector paciente haga filosofía conmigo. El lector impaciente, por cierto, está bienvenido también.


VSR

Anónimo dijo...

LA LEY CIVIL. El cometido de la ley civil es diverso y de ámbito más limitado que el de la ley moral. Sin embargo, en ningún ámbito de la vida la ley civil puede sustituir a la conciencia ni dictar normas que excedan la propia competencia que es la de asegurar el bien común de las personas, mediante el reconocimiento y la defensa de sus derechos fundamentales, la promoción de la paz y de la moralidad pública. En efecto, la función de la ley civil consiste en garantizar una ordenada convivencia social en la verdadera justicia, para que todos « podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad ».



¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE LEY CIVIL Y LEY MORAL? La valorización de la Ley Moral difiere de la Ley Civil, porque la Ley Moral tiene más potencia para afectar la conciencia misma del hombre, es universal y es fuente de donde salen las normas para la existencia de las leyes civiles, está basada en la Biblia, y en los valores de vida que nos enseña Jesús. Lo ideal, lo importante es que la Ley Civil, debe fundamentarse en la Ley Moral. Partiendo de este conocimiento describiremos la diferencia que hay entre estas dos Leyes, es:



1. La Ley Civil Sólo está dirigida a la conducta personal externa, La Ley Moral, penetra hasta la conciencia de las personas, que está en lo más íntimo de nosotros.

2. La Ley Civil actúa en un ámbito limitado, en tanto que la Ley Moral, es universal.

3. La Ley Civil sólo tiene vigencia un tiempo y es modificable, porque creen que así trae beneficios a la sociedad. La Ley Moral es dada para todos los tiempos, es indestructible e insustituible.

4. La Ley Civil puede dictar normas que estén contra la Ley Moral, porque así le facilita propiciar la corrupción. Pero la Ley Moral es incorruptible, porque está basada en la verdad.

5. El propósito de la Ley Civil es asegurar el bien común de las personas, hace que se respete los derechos, la Vida y la dignidad humana. Además norman los deberes del ciudadano, promueve el orden social y la pacificación de la Nación. En este propósito la diferencia está en que la Ley Moral tiene más potencia porque viene de Dios, la Ley Civil está basada en los apetitos de los gobernantes y toda su dinámica gira según las doctrinas políticas de ellos. Mientras la Ley Moral está basada en las enseñanzas de la Iglesia y la Biblia y en los valores de vida, por eso es que su dinámica gira según la Verdad y la Justicia de Dios.


AUTOR: ING. HERNÁN VÁSQUEZ CABRERA

Augusto dijo...

Señor,

Después de leer tu post me reafirmo en que se nota un tufillo de simpatía por la violencia. te lo he visto en otros textos, como el de Ilave. es como la "violencia partera de la historia" y se ve como si aprobaras la violencia social. Es responsable explicar qué violencia, no te parece? En nuestros países hay violencias y violencias. además no se ve claro como mandas al lector a lo "ancestral", en una retórica bastante nostálgica -por decir lo menos- y luego te asocias con rebeldes sociales que son anárquicos y vienen de la izquierda más preocupante y antisocial. Es Sissi de la mano de los revolucionarios andinos?

Atte, Agusto

Ricardo Vázquez Kunze dijo...

Mi querido Samuel, te festejo por tu cumpleaños que entiendo es hoy 28. Espero que las cosas mejoren con un poco de voluntad y serenidad de tu parte que es lo que corresponde a nuestra edad. Después de todo cada uno sólo puede hacer posible si propia ecuanimidad. Y eso ya es bastante en un mundo de dementes.

¡Feliz cumpleaños!

R.

Víctor Samuel Rivera dijo...

A Anónimo:

Estimado Anónimo, no tengo nada qué comentar a tu aporte. No me opongo al uspo de mi página de comentarios para usos paralelos al previsto, pero preferiría que se comentara mis textos.


VSR

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Augusto;

No debes leer mis textos como tratados de sociología, ni tampoco como "mis opiniones" sobre ciertos temas de actualidad. Léelos como "ontología de la actualidad". Intégrate a la dinámica de discurso de mi texto y, lo que no te quede claro, antes de reprochármelo, pregúntamelo.

VSR

Ricardo Milla dijo...

Estimado Víctor Samuel:

Aún no me he dado tiempo para filosofar contigo. Pero dejo aquí el comentario que hice en el video puesto que aquí es más importante que esté.

------------------------

Mucho se habla de que hay una reacción. Pero, ¿no es ella acaso posible sólo bajo un esquema lineal de la historia heredada del cristianismo y llevada al extremo en la modernidad? ¿En verdad es sólo posible ir hacia "adelante"? Si lo primero es cierto: no hay sentido, pues, para la reacción o la revolución, puesto que, siguiendo lo que expones y piensas, uno podría ir a lo largo de la historia como si se estuviese en un museo, esto es, la historia no es lineal sino que se puede ir arriba, abajo, adelante y atrás. Y lo segundo se responde con ello.

No es desquiciado pensar que los reyes regresan de la muerte. Hay príncipes en nuestro oriente cercano. En el oriente lejano. En la Europa. En los vestigios del incanato que reclaman ser reconocidos. Tal vez nunca murieron, sino sólo se alejaron, se retieraron. Pero ¿el ser está en retirada constante? ¿Será siempre débil? Mas si es el ser, ¿no puede acaso hacer lo que desee?

La posmodernidad y la hermenéutica, vistos desde este ángulo, nos abren una chance, una nueva posibilidad de existencia sin necesidad de superar la modernidad o la metafísica. Y es por ello que pensar que los reyes regresen de la muerte no es tan desquiciado después de todo. El pensar que recuerda no sólo hace presente lo pasado en un nivel epistemológico sino que abre un horizonte de posibilidad factual de que aquello que se recuerda pueda ser efectuado.

Saludos,
Ricardo.

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Ricardo:

Aparte dejamos el tema de si has o no filosofado algo conmigo.

1. Sólo hay reacción con revolución. Si no hay ya revolución, tampoco reacción. No se trata sólo de usos sociales de términos políticos. Se trata de una experiencia ontológica de la historia, del acontecer del hombre en el tiempo.

"Reacción" y "revolución" son términos del siglo XIX, y se enlazan con la "conciencia histórica", que es fundamentalmente el éxito de la historia liberal como horizonte de comprensión de los fenómenos políticos planetarios: La historia como emancipación de la humaidad en torno de una liberad garantizada por "derechos".

De hecho vivimos en la consumación, en la realización del mundo "emancipado", lo cual se determina por el criterio medio, que se guía por el lenguaje liberal en preferencia de otros lenguajes. Pero si esto ocurre, entonces ya no hay lugar para la revolución... ni para la reacción.

2. Sobre que "La posmodernidad y la hermenéutica, vistos desde este ángulo, nos abren una chance, una nueva posibilidad de existencia sin necesidad de superar la modernidad o la metafísica". hay que recordar que para la hermenéutica el pensamiento es rememoración, es incluso re-actualización, o sea, un volver a ser de lo que fue en términos de una verdad acabada. Tanto Vattimo como antes Gadamer dicen: "pensar es repetición". Los reyes, pues, pueden repetirse. El fin de la historia liberal es la chance de su repetición (o sea, de su poder ser nuevamente).

Y en efecto, vuelven a ser.

VSR

Daniel Mariano Leiro dijo...

Hola Victor Samuel:



Ante todo, felicitaciones por tu blog, que lo seguimos por acá, con las múltiples distancias. Creo que a tus lectores les va a interesar que ya sale nuestro libro que coordinamos, que va muy bien y saldrá en Noviembre hacia el 15 o 20. En cualquier caso noviembre es la fecha definitiva para que salga.

Gianni ha estado de visita con Teresa Oñate; han sido unos días inolvidables al menos para mí. Tuve la fortuna de acompañarlo casi todo el tiempo que estuvo en Buenos Aires. Aunque fueron unos días de mucho trabajo sobre todo para Gianni, ya que a las dos actividades publicas que tenía programadas, se sumaros unas cuestas entrevistas en la radio, la televisión en los diarios y otros medios.

Es cierto lo que dice su “biógrafo”: a Gianni le cuesta decir que no a las entrevistas.

Desde Buenos Aires.

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Daniel;


Gracias por mandarme este mensaje tan simpático. Tú bien sabes cuánto admiro a Gianni como el filósofo que yo creo que es, que es el que lleva el color de mi comprensión.

Cuando el libro sea una realidad física tangible, esta columna hará énfasis en su divulgación. Fuera de los libros de Santiago Zabala y Teresa Oñate, no recuerdo trabajos como el que vamos a compartir como coordinadores. Espero hacer lo propio en Lima y seguir adelante.


VSR

Héctor Chocano dijo...

Muy original su enfoque, profesor, perocuesta reconocer al Vattimo de las clases en sus escritos, mas parecen ideas de usted.

Ricardo Milla dijo...

Estimado Víctor Samuel:

Queda claro lo expuesto. Gracias.

Saludos,
Ricardo.

PD: Felicitaciones por el libro!

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Héctor;

Mis ideas son mías en el sentido trivial de que soy yo quien las expone. Ya en más de una ocasión te he precisado que no me considero un "vattimiano", ni menos un vocero o un fonógrafo de Gianni. Sí creo en cambio ser un intérprete de su obra, con deseo de llevar a cabo el programa hermenéutico de la ontología de la actualidad de Vattimo. Y ésa es la clave de mis trabajos.

Gracias por leer mi blog. Sé que es difícil.

VSR

Anónimo II dijo...

Prof.,

¿Podría precisar que es lo que usted entiende por ontologia de la actualidad o como se hace para sabeer mas sobre el tema? He buscado el tema en internet y Vattimo no posee títulos asi, tal vez sea un articulo?

Sldos

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estimado Anónimo II;

Gracias por la pregunta. La ontología de la actualidad es la actividad de la filosofía en términos sociales y políticos en el fin de la modernidad. Me parece que la propuesta está en la secuencia "Filosofia" del año 1987. El tema aparece retomado de diversas maneras en los textos recientes de filosofía política, aunque no de una manera satisfactoriamente sistemática.


VSR

Héctor Chocano dijo...

Tu parecer se acerca bastante a ciertos pasajes conocidos sobre el miedo en Heidegger, ¿los has tomado en cuenta? Buena aproximación hermenéutica, debes ampliarla en extensión académica (además ponerla en pdf, es una tristeza que no sea disponible así, tus dorados hieren los ojos... de muhas maneras).

Si te basas en Heidegger, por qué no lo citas? Un poco maleado de mi parte, lo admito.

Víctor Samuel Rivera dijo...

Estiamodo Héctor;

1. En parte la reflexión procede de Heidegger, pero más aún de mi lectura de las Pasiones del Alma de Descartes, que es a su vez la fuente de Heidegger. Obviamente, no se puede citar todo y Descartes era lo que tenía más a la mano. Si te interesa otras fuentes, también hay aquí reflexiones en torno al temor santo en Otto y Gadamer. En la versión extensa de este trabajo incluiré ambas fuentes.

2. Al leer tu queja sobre la falta de una versión en PDF de este ensayo: tienes razón. Acabo de colgar acto seguido lo que pides, ya que está disponible. Debes saber que la versión en pdf no depende de mí, sino de la Universidad de Murcia, que tiene la benevolencia de recoger algunos de mis trabajos y colgarlos en la red en la sección "Tribuna" de su Biblioteca de Pensamiento Político Hispánico. Para eso debe pasar por un comité académico y eso toma tiempo.

En todo caso, vayan mis disculpas.

Un abrazo.

 
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