Relato oficial
XV Congreso Nacional de Filosofía
Universidad Nacional del Altiplano (parte III)
“Conflictos culturales. Actualidad y perspectivas”
26 – 30 de octubre / 2015
Dr. Víctor Samuel Rivera
Universidad Nacional Federico Villarreal
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía
Las
sesiones plenarias del mediodía del miércoles deben ser recordadas con especial
aprecio, ya que fueron, ambas, expresiones de un profundo sentimiento de
atención y cuidado del otro. La primera estuvo a cargo del Magister Julio
Olórtegui, profesor de la Universidad de la Amazonía, quien abordó el tema
central del congreso; su estrategia fue tratar el tema de los conflictos
culturales a partir de la experiencia en la Amazonía peruana: el conflicto
entre la racionalidad instrumental moderna, avalada por los media, los
empresarios transnacionales, la élite intelectual y el Estado frente a la
concepción que los pueblos originarios tienen del bosque y la tierra. Olórtegui
fue sucedido por el Dr. Marcial Abanto, de la Universidad Nacional de Cajamarca
cuya disertación, dedicada a la filosofía política, expuso las diferentes
corrientes epistemológicas vigentes en la politología actual y concluyó con
propuestas éticas para la integración de las poblaciones marginadas; la
retórica de la exposición del Dr. Abanto conmovió a los asistentes.
La
parte académica de la tarde del miércoles 28 concluyó con la extraordinaria
exposición del Dr. Zenón Depaz, cuyo poncho de rallas opacó todos los demás
atuendo notables, con excepción de su sombrero norteño. Depaz, notable profesor
de la Universidad Nacional de San Marcos y reconocido hermeneuta, hizo un
trabajo de gran originalidad, que en lo futuro podría abrir un camino de
pensamiento para la filosofía en el Perú. Desde la hermenéutica filosófica,
Depaz hizo una traducción ontológica del famoso libro de Gamaliel Churata El pez de oro, al que pasó del lenguaje
mítico y literario a un registro profundamente filosófico; su exposición generó
legítimos comentarios de Héctor Escarza y Víctor Samuel Rivera, que
coincidieron en asignar o reconocer el valor de la obra de Churata, puneño por
adopción y andino por pensamiento, en quien se observó una perspectiva
ontológica andina a través de la cual elaborar los conflictos culturales en
general y, por supuesto, los de la propia región. Posiblemente, para el
recuerdo de muchos, la exposición hermenéutica de la obra de Churata por Zenón
Depaz será el más representativo discurso académico del XV Congreso.
La
noche del miércoles 28 fue cerrada con una conmovedora reunión entre
académicos, exalumnos, alumnos y organizadores del evento en el local del
auditorio. Era la segunda tertulia. Luego de un breve paréntesis, Héctor
Escarza convocó a todos los participantes del congreso a una nueva tertulia,
que se celebraría en el mismo lugar que las sesiones plenarias. En cierto
sentido, se trató de uno de los más conmovedores momentos del congreso, pues,
como en la noche del martes, varios plenaristas y profesores destacados de la
Amazonía, Ica, Trujillo, Lima, Ayacucho y, por supuesto, Cuzco, Lima y Puno,
evaluaron con sus propios alumnos la trayectoria, falencias y logros del evento
y sus proyecciones. Hicieron también algo que, siendo inédito en los congresos
de filosofía, ratifica la voluntad profundamente humana que mueve y motiva a la
filosofía en general. Confraternizaron… y cantaron en voz alta. La música de
Cuzco. La música de Huaraz. La música de Junín, de Huamanga, de Ica, l música de
los Barrios Altos de Lima, alegría, auténtica philía que Luis Enrique Alvizuri
y Héctor Escarza remataron con canciones de humor, el himno a la cucaracha, la
canción del migrante. Una noche feliz, una sopa blanca de Puno a las 12 de la
noche.
El
jueves 29 tuvo, sin lugar a dudas, una mañana intensa. Alejandro Ríos, de San
Marcos, quizá contra la corriente predominante en la actualidad, defendió desde
el sicoanálisis las posiciones racionalistas y neokantianas en política, con
gran polémica de sus compañeros sanmarquinos, y del Magíster y sacerdote
Hermógenes Coral, así como de Víctor Samuel Rivera, que se detuvo largo rato a
dialogar para convencer a Ríos de que los diálogos tienen límites. Pero la
estrella de esta mañana fue la ponencia del antropólogo de Puno Oscar Bueno
quien, en un lleno total del aula correspondiente, tuvo larga polémica con
Fidel Gutiérrez, Zenón Depaz, Claudio Chipana y Luis Albizuri, entre otros,
sobre la cosmovisión andina. Hay que “reconocer la capacidad transformadora del
pensamiento andino”, cerró muy serio Oscar Bueno. Esa mañana concluyó con las
dos sesiones plenarias del mediodía. El Dr. Víctor Samuel Rivera hizo la
ponencia “Charlie hebdo. El evento
del fin del nihilismo cumplido”, una ontología hermenéutica de la violencia y
los cambios sociales, donde augura el fin del mundo metafísico del nihilismo y
una oportunidad para la recuperación de las identidades y el reconocimiento
histórico más allá de las exigencias del nihilismo y el liberalismo metafísico.
Luego de dura discusión con Claudio Chipana, se pasó la brillante exposición
plenaria del Dr. Víctor Baltodano, de la Universidad Nacional de Trujillo, que
motivó una extensa discusión con la asamblea. En la sesión de la tarde destacó
la iniciativa del Grupo de Investigación Pedro Zulen, que presentó
publicaciones recientes que pretenden recuperar el pensamiento de Augusto
Salazar Bondy. Víctor Mazzi reeditó un lleno completo, esta vez con la
presentación del libro Incas y filósofos,
con gran acogida entre los asistentes.
El
jueves 29 tuvo un cierre muy significativo con la presencia en la sesión
plenaria del Dr. José Lora Cam, representando al Centro Cultural ALFIL, de
Arequipa. Lora Cam, conocido filósofo regional de tendencia marxista, volcó su
larga experiencia vital para recuperar, en claro contraste con la tendencia y
el interés general de la asamblea, la hegemonía de posiciones racionalistas y
cientificistas propias del marxismo, lo que motivó un intenso debate que se
prolongó, con la intensidad que caracteriza al Dr. Lora Cam, mucho más allá de
los límites horarios. Su argumentación, largamente sujeta a debate, planteó el
tema general del tipo de argumentación que se considera razonable en los congresos
profesionales. En cualquier caso, sin duda, hay que ver la parte positiva del
debate. En filosofía, nunca nada está demás ni sobra y todo debate, por difícil
y arduo que pudiera resultar, puede al final ser instructivo y enriquecedor, en
este caso, respecto de la auto-representación que la comunidad académica tiene
de su propia responsabilidad, tanto ante los problemas que desea abordar, como
ante la legitimidad de qué es un argumento razonable y qué no lo es. El debate
al respecto prosiguió en la ya institucionalizada tertulia de la noche,
subrayando allí Carlos Mora, Claudio Chipana y Víctor Samuel Rivera, entre
otros, la necesidad de precisar las fronteras de la filosofía y reafirmando la
necesidad, que es histórica y social, de entrar en diálogo y afirmar la
identidad de lo andino como medio de reflexión humana. La tertulia de esa noche
desembocó en un documento histórico, la Declaración
de Puno, en la cual sus adherentes expresan su punto de vista sobre la
responsabilidad moral y los compromisos a largo plazo del pensar andino,
peruano y latinoamericano.
La
jornada de la mañana del viernes 30, en el auditorio principal, fue un ejemplo
manifiesto de la seriedad y el valor de la filosofía académica para la
compresión y elaboración social de los conflictos sociales y culturales, y
estuvo a cargo del Dr. Fidel Tubino, conocido profesor de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Con herramientas tomadas de filósofos como
Michel Foucault, entre otros consagrados de la tradición universal, Tubino
acercó la filosofía a los problemas de la vida social concreta, en una argumentación
seria, situada en su propia experiencia de diálogo intercultural con los
pueblos originarios de la Amazonía peruana. Cerró la sesión con la elección por
la Asamblea de la sede para el XVI Congreso Nacional de Filosofía, algo
bastante agitada y, no cabe menos decir, disputada. Luego de un genuino debate
académico que enaltece el esfuerzo de los organizadores del congreso, se
resolvió que la sede del XVI Congreso Nacional de Filosofía, en elección según
las normas establecidas, por mayoría de tres cuartos de los votos de la
asamblea, recayera sobre la Universidad San Cristóbal de Huamanga.
La
tarde del viernes 30, como suelen ser las paradojas de la vida del filósofo,
fue a la vez fresca y agitada. Un ardiente sol de media tarde –ante el que nada
se oculta-: un desafío para los nervios a la vez que un placer para la
sutileza. Las polémicas suscitadas por el discurso de Lora Cam no cesaban en los
corrillos de plazas y bares, en bancas, en cafeterías, en círculos asegurados
de privacidad al interior de un auto, previendo que Lora Cam pudiera,
transgrediendo las leyes inmutables de la naturaleza material, interrumpir allí
desde la nada. Poco antes del cierre,
las tensiones se concentraron en la cafetería. Mientras Lucio Gutiérrez y
Héctor Escarza concertaban los preparativos del programa de cierre, Fidel
Tubino, Claudio Chipana, Carlos Mora, María Esther Llamoja, Víctor Samuel
Rivera, el Padre Hermógenes Coral, Enrique Alvizuri y otros varios colegas de
Trujillo, Amazonas y Puno continuaban filosofando en un congreso interminable;
se sucedían el conflicto y su relación con la modernidad; la evaluación del
multiculturalismo como política de Estado para administrar conflictos;
temáticas ambientales, relacionadas al carácter instrumental de la filosofía
hegemónica, en especial en sus categorías antropológicas y morales;
recuperación de categorías ancestrales y religiosas para enfrentar el mundo de
la tecnología, hostil tanto al hombre como a la naturaleza: las urgencias
conceptuales para pensar el presente desde el mundo andino y el Perú. Vino
entonces la versión inicial de este relato, escuchada con la sonrisa cómplice
de la Asamblea entera. Como todas las narraciones, es un decir que retrae la
memoria, acerca el recuerdo a la vez que omite y olvida, como Heidegger ha
recordado es de la esencia de la verdad; olvidar para mejor recordar, dado como
es el recuerdo, no otra cosa que la afirmación de un destino.
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