Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

martes, 13 de enero de 2015

Charlie Hebdo. Irrupción del evento en el nihilismo cumplido





  
Charlie Hebdo
Irrupción del evento en el nihilismo cumplido

Dr. Víctor Samuel Rivera
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía



Charlie Hebdo preparaba ese miércoles 7 de enero su siguiente edición; posiblemente entre las muchas ideas interesantes de los editores estuviera satirizar contra Alá, o tal vez contra su santo Profeta, ya que la religión es uno de los tópicos obligados de las revistas satíricas europeas cuya agenda ontológica es el nihilismo. Heidegger, mientras participaba como investigador en los Archivos Nietzsche en el régimen de Hitler, pensó que el nihilismo era síntoma de una época histórica en la que la metafísica había configurado un mundo social que se había extrañado del Ser, esto es, que había perdido la experiencia del sentido histórico y social de la vida humana misma, lo cual incluye la religión. Friedrich Nietzche distinguió diversos tipos de “nihilismo”; degradar en el lenguaje social la experiencia religiosa ingresa como “nihilismo activo”: llevar a cabo y consumar con el propio esfuerzo la experiencia de un mundo que fuera exclusivo del hombre, lo que se realizaba a través de la violencia y el asesinato para “destruir” los residuos del mundo anterior. Gianni Vattimo ha hecho notar hace poco que la religión de los europeos del pasado los hacía capaces de ir a la santa cruzada, esto para subrayar lo que la religión les significaba a esos mismos europeos. Hoy, que la religión vive los tiempos del nihilismo cumplido, es una experiencia insignificante. La “experiencia religiosa posmoderna” no se incomoda por materia de religión. Los europeos más bien se entretienen bastante con dibujos satíricos sobre el dios de la cruz, pero los dirigidos contra Alá y su santo Profeta deben parecerles aún más chistosos. El hombre ordinario, que compra revistas satíricas y tiene por esencia las habladurías del mundo público, que Heidegger tipificó en la analítica de Sein und Zeit (1927), se identifica con el nihilismo que éstas presuponen. Charlie Hebdo, sorprendentemente, no sacó la edición de la semana. Desde algún lugar hermenéutico que no es el nihilismo cumplido irrumpió Alá, o el santo Profeta, o tres terroristas, y Charlie Hebdo cerró con la muerte.



Parece existir un ámbito hermenéutico que alberga la clase de violencia con la que los europeos no desean comprometerse, la religiosa, un punto que, teniendo sus efectos en el mundo del nihilismo cumplido, puede ser tan metafísicamente activo como él. Si los europeos no van a la santa cruzada es porque el nihilismo activo se ha impuesto como horizonte de mundo; uno debería esperarse que los chistes satíricos de los periódicos antirreligiosos fueran siempre para todos, para el hombre de las habladurías, ocasión de una gran risa. En un mundo nihilista no debía haber lugar para la indignación, la ofensa o el dolor cuando se mancilla algo que alguien considera sagrado. Y de hecho no lo hay. El Papa jamás se ha quejado de Charlie Hebdo, cuyos crueles chistes contra el sacrificio de la misa no han merecido jamás comentario alguno, al extremo de que podemos decir que es una verdad social europea que la religión no constituye un sentido, ni siquiera para los cristianos mismos, pues, como se ve, ni el Papa ha mostrado jamás inconformidad con que el dulce nombre de Jesús aparezca entre las más curiosas aberraciones, cuyas imágenes pueden verse por internet. Muchos curas de Francia se solidarizaron con Charlie Hebdo, algo que es muy humano pensando en el personal de la revista ejecutado el 7 de enero, aunque esos mismos curas, en fidelidad al Papa, jamás se sintieron afectados por las sátiras contra realidades que pregonan ellos mismos como santas, lo cual muestra la pertenencia de ellos mismos al nihilismo. El sangriento final de Charlie Hebdo movilizó días después, junto a más de tres millones de personas en Francia, a los jerarcas civiles de los Estados liberales europeos, e incluso al Rey islámico de Jordania, que al parecer debe tener un sentido del humor increíblemente divino.


El hombre del mundo ordinario de Sein und Zeit  es también aquél cuya experiencia común y el sentido de cuya vida es la ausencia de movimiento, es decir, que nada acontezca, que es lo mismo que decir que nada altere, se apropie de la atención del hombre de ese mundo. Es el mundo de la metafísica porque tiene sus características de quietud, y es el mundo burgués pues éste se ha fundado en la metafísica, y es su efecto histórico, en el sentido que esta expresión se usa en la hermenéutica filosófica. Y, aunque parezca increíble, al menos desde el punto de vista de las significaciones históricas y sociales, es una clase de mundo que los propios nihilistas del siglo XIX hubieran querido instalar: un mundo sin historia, como al parecer, como Vattimo reconoce, Nietzsche mismo pensó. Vattimo, en referencia a ese mismo mundo por parte de Heidegger, llama a esta situación donde no pasa nada, donde no hay sentido, y por ello, donde el nihilismo se ha consumado como una realidad histórica, “falta de urgencia”; sobre la base de esta idea de que acontece un mundo con “falta de urgencia” que ha articulado, con Santiago Zabala, un libro en 2011 que estimula el movimiento social como tarea filosófica. Sea como fuere, no puede, después del episodio Charlie Hebdo, decirse que se vive en Europa en un mundo de “falta de urgencia”. Tres hombres, o Alá o su santo Profeta lo han hecho “moverse” o han generado una revolución, que es como describe esta clase de situaciones hermenéuticas el Conde de Maistre. Tres millones seiscientas mil personas se “movieron” en toda Francia bajo el grito unánime “Je suis Charlie Hebdo”, acompañadas por el Rey de Jordania, que se movió sin duda desde muy lejos. Esta idea de ser movido frente al mundo social inmóvil puede y debe ser interpretada en términos de evento. A partir de las referencias al evento de Heidegger en la tardía conferencia Tiempo y Ser, Vattimo trató ese concepto como una interpretación dinámica a la vez que histórica de la ontología, que hace del pensamiento del Ser también su acontecer como una suerte de hablar para el hombre que remite mensajes desde su procedencia. Estos mensajes no son, como en Heidegger de Tiempo y Ser, meros mensajes para “pensar”, sino que son pensamiento del Ser, vale decir, realidades sociales efectivas que no son el resultado de “pensamientos” del hombre, sino realidades que dan qué pensar porque conmueven, “se apropian” del hombre y lo obligan pensar, pero también lo mueven en el sentido literal en que tres terroristas han movido al mundo.

 El mundo del nihilismo consumado ha sido movido por Alá, o por el santo Profeta o, lo que sería aún más increíble para el hermeneuta, por tres terroristas humanos que no son nihilistas activos. Lo inmóvil, el chiste interminable del mundo de las habladurías, fue sacudido.  Cuando un universo social cualquiera cuya naturaleza es la re

gularidad, la repetición y la banalidad es movido, ha ocurrido una revolución. Eso pensaba ya Joseph de Maistre en referencia a la Revolución Francesa. El mundo ordinario es a la vez el mundo donde el Ser es extraño y, por lo mismo, no acontece. La realidad de la mofa de lo divino es precisamente un buen argumento de que el Ser no es allí manifiesto. Pero he aquí que donde había estabilidad y seguridad, hay ahora movimiento e incertidumbre; las habladurías del mundo ordinario del público se muestran inútiles para contener un cambio que sabemos no procede de ellas mismas y que  ellas, singularmente, no pueden explicar: no nos puede negar esto el Rey de Jordania, el único monarca que se ha movido a París para juntarse con multitudes anónimas que gritan “Je suis Charlie Hebdo”, allí donde el rey cristianísimo fuera guillotinado en 1793. Aunque ni el Rey ni las multitudes lo comprendan, algo ya no va a volver a ser nunca más igual en el mundo del nihilismo cumplido mismo, algo que es tan cierto justamente en la medida de la movilidad que ha seguido. Su mundo se ha modificado así para siempre y no sabemos ya más si seguirá siendo nihilista, pues una revolución, lo que en la hermenéutica nihilista se denomina “un evento” se caracteriza por modificar la constitución del mundo histórico donde ha irrumpido. Estamos así ante un “evento inaugural”, cuya definición es “romper la continuidad del mundo precedente”.



Es curioso que los europeos se indignen mucho cuando se vulnera el derecho de los animales, sobre cuyo dolor es difícil imaginar una tira cómica. Están dispuestos a ir a la guerra santa contra el resto de la especie humana por las ideas que Kant tenía sobre el “Hombre universal”, que se han vuelto entretanto sus propias ideas públicas y corrientes, para cuya suscripción no hay sino que leer periódicos o reírse en gacetas. Es interesante que el Hombre universal no pueda realizar atentados terroristas con sus propias manos, pues es notorio que el Hombre universal, el hombre en cuanto tal, sólo acontece en el mundo histórico como un lenguaje. Pero ese Hombre no es pacífico en absoluto, pues tiene portadores; su portador es aquel que piensa de sí que él mismo es universal. Y por ello el Hombre universal hace la guerra terrorista como parte de la agenda del nihilismo activo en todo el orbe de la Tierra, que es el alcance de la geografía hermenéutica de este Hombre, y hace vigentes así sus derechos políticos y los realiza. Ese Hombre, cuya imagen no conocemos –como ha notado el Conde de Maistre desde que ese Hombre fue inventado por la Ilustración-, ha devenido históricamente, entretanto como ya sabemos, en el hombre de la experiencia del mundo ordinario de Sein und Zeit y se ha hecho la experiencia del hombre de la calle. Para él no hay nada extraordinario ni importante en su propio terrorismo, que tiene las características de su mundo ordinario; es parte de un conjunto de acciones que hacen la vida sin sentido del nihilismo más agradable y segura, más “estable”, como se acostumbra decir en el lenguaje de la filosofía política anglosajona. Llaman a su régimen de terror desapercibido “guerras humanitarias”, y se entretienen acosando la experiencia religiosa de sus habitantes, católicos o musulmanes.

Es conocido que el nihilismo en general es un fenómeno histórico que surgió en el siglo XIX, y que los primeros nihilistas eran activistas cuya agenda consistía en acelerar la historia social, que ellos creían correspondía a un sentido unidireccional universal que podía ser anticipado. Es evidente que reconocieron esa intervención humana en la aceleración histórica como una violencia, pues el trabajo de los nihilistas era el terrorismo, el asesinato selectivo y a veces gratuito de los personajes que constituían el símbolo de la vida social de sus actuales. Eran tiempos en que el nihilismo activo consistía en balear a una reina en un tren y no en hacer meros dibujos chistosos, aunque los hubiera. Pero también eran los tiempos en que Bernardette podía ir a Santa María de las Victorias de París a implorar la intercesión de San Miguel Arcángel, rezando el Confiteor Deo omnipotenti. La actividad terrorista del nihilismo encontraba y realizaba su propio sentido histórico en la destrucción del mundo de Bernardette. Charlie Hebdo pudo hacer divertidos dibujos sobre lo santo gracias a una realidad: el 3% de franceses que va a misa y los 5 millones de musulmanes que adoran a Alá y veneran al santo Profeta. Como nihilistas activos sólo logran su objetivo gracias a estas minorías que están allí para hacer escarnio de ellas. Pero esto tiene un significado metafísico: la experiencia del nihilismo hacia el fin de la metafísica no es el fin de la historia. Y el terror de los nihilistas, gracias a Charlie Hebdo, sabemos ahora puede llegar a ser el terror de lo santo.

El 8 de enero de 2015 Charlie Hebdo apareció en las primeras planas de los diarios serios, pues hubo 12 muertos en sus oficinas. Alá y el santo Profeta aparecieron a su lado.


Caetera desiderantur...


PD: Puesto que no todos mis lectores son filósofos y se van a fijar más en las imágenes que en los textos, ruego de corazón a las personas creyentes en cualquier religión disculpen el haber reproducido los execrables dibujos blasfemos de Charlie Hebdo, pero de otro modo las cosas no quedan tan claras como debe ser. Y para los que juzgan el pensamiento por imágenes (al carecer de las herramientas para argumentar o, qué digo, para entender) vean bien las imágenes y diviértanse con ellas, que es lo que espero de esa gente.


2 comentarios:

Nureddin Cueva dijo...

Bismillahi Rahmani Rahim. Hola Víctor Samuel. Ciertamente se marca un capítulo en la historia del nihilismo. Apunto aquí algunas de las palabras de un artículo escrito sobre la extrañeza en Occidente ante comportamientos de mundo islámico como por ejemplo las caricaturas. Algunas de las cosas que se señalan, rozan o tocan temas directamente mencionados en tu artículo. El autor no es filósofo, pero sus reflexiones pueden servir como complemento a la lectura filosófico que has hecho.

De:

http://mohamedghilan.com/2012/02/13/why-are-muslims-so-serious-about-their-prophet/

Cito solo el inicio, dejo el resto al interesado:


One of the most bewildering things for non-Muslims, especially in the West, is the utter less than zero tolerance of Muslims for anything that could be deemed as disrespectful towards the Prophet Muhammad ﷺ. What makes it more puzzling is the generally somber reaction a non-Muslim would receive if they made fun of a Muslim’s background or heritage when it is taken in relation to the reaction received when it is about the Prophet Muhammad ﷺ. In a culture where nothing is sacred, and everything is open game to be ridiculed, the permissibility of all of which falls under the banner of freedom of expression, the “extreme” Muslim reaction to any derogatory remarks about the Prophet Muhammad ﷺ is difficult to comprehend.

This Muslim reaction is typically attributed to either their supposed intolerant religious teachings towards the other, towards freedom, or towards the West. Their seriousness is considered to be unwarranted, and furthermore they are told they just have to accept that what they hold sacred will be ridiculed just like anything else. After all, if Jesus Christ can be made fun of in a Saturday Night Live skit, and if Moses can be shown foolishly in Family Guy, then Muslims should not be given any special treatment and the Prophet Muhammad ﷺ should be made fun of on South Park without having the Muslims get up in arms over it.

Rather than adopting the idiotic Bill Maher attitude of “let’s just not hold back and do it till these Muslims get used to it”, it would serve non-Muslims better to understand what is the big deal about the Prophet Muhammad ﷺ for Muslims. Moreover, for the non-Muslims to understand this, it is the duty of the Muslims to explain it to them. I am appealing to people’s good sense here and hoping that a respectful dialogue and a peaceful co-existence, not just tolerance, will come out of it.

Much has been written about rights, and freedom of expression, and defamation, etc. This short article is not about addressing any of these issues. You can easily find hundreds and may be thousands of articles dealing with these matters. What I want to share with you here is why many of us Muslims can handle just about anything, except talking about our Prophet Muhammad ﷺ.

Víctor Samuel Rivera dijo...

Me rectifico respecto del Papa, pues el día 13 de enero justificó, como debe ser, que se reaccione ante los actos u opiniones que vulneran los derechos a la libertad religiosa, por no hablar ya de lo santo.

Agradezco, querido Nureddín, el enlace tan interesante que has dejado sobre Islam y nihilismo.

VSR

 
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