Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

martes, 26 de enero de 2010

Diálogo con la Hermenéutica en diálogo




Diálogo con la Hermenéutica en diálogo.
(Un breve apunte sobre VV AA, “Hermenéutica en diálogo. Ensayos sobre alteridad, lenguaje e interculturalidad”, Lima, PUCP, 2009, 170 pp.)

Víctor Samuel Rivera
Universidad Nacional Federico Villarreal

Para mis amigos hermeneutas: Permítaseme postergar unos días más mis reflexiones con la Lezione di Congedo de Vattimo. Posiblemente postergue el tema hasta marzo. Estoy muy ocupado por ahora en mis investigaciones sobre el Marqués de Montealegre de Aulestia, sobre quien debo una composición para mi doctorado, de la que me falta la mitad. Reconozco públicamente que me cuesta hacer varias cosas a la vez, que es mi rutina habitual, y deseo darle el tiempo que merece el asunto para luego pasar ya al tema que me llama: la ontología de la violencia. Debo abandonar unos meses los temas de hermenéutica e historia conceptual. Por ello digo lo mismo del comentario prometido al texto de hermenéutica impreso en Lima (VVAA, “Hermenéutica en diálogo”), Lima, PUCP, 2009): si acaso, lo dejaré para después. Pero la lectura reciente me obliga a dedicarle algunas palabras.
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“Hermenéutica en diálogo” es un conjunto de ponencias pequeñas, la mayoría sin aparato crítico y en gran parte materiales de prueba de los profesores representativos de filosofía de la PUCP, que es la casa editora. Se le ha agregado la reimpresión de un fragmento de un texto de Gianni Vattimo que fue publicado originalmente en Oviedo en 1995. Nunca está de más reimprimir obras de un filósofo importante, aunque es más deseable que se haga las reimpresiones completas, lo cual no es aquí el caso, pues se ha trascrito sólo un fragmento. Y, por supuesto, no hay nada malo en que una universidad publicite a sus propios docentes, aunque lo regularmente académico es hacerlo con libros enteros, y no con ensayos y artículos. En estos últimos casos lo deseable es acudir con las monografías que han creado los profesores a un comité calificador de otra institución, de otra universidad o –mejor aún- de otro país, o al menos a una revista que cuente con pares académicos ciegos, lo que asegura la calidad de los trabajos.

Creo que todo el mundo me concederá que para que en la hermenéutica –como en cualquier otra cosa- haya un diálogo, es importante tener interlocutores, y es muy bueno si esos interlocutores no somos nosotros mismos, pues entonces es monólogo. Es extraño que los calificadores sean los mismos autores de los trabajos, aunque la imparcialidad y la buena fe de éstos al evaluar sus propias obras y encontrar que son oportunas y publicables me parece que no tiene objeto ser cuestionada.

En “Hermenéutica en diálogo” destaco –sin orden de prioridad- las ponencias de la profesora Marisol Aguilar (México) y José Ignacio López Soria, sin excluir que haya otras ponencias pequeñas con ideas interesantes, que ameritaban el aparato crítico o un desarrollo más apropiado para una publicación académica (o sea notas y una composición más elegante y creativa). Es notable el trabajo de Rose-Mary Rizo-Patrón, que carece de esos defectos, aunque ésta última ha escrito sobre Husserl algo que –sin embargo- no puede ser considerado hermenéutica propiamente. Quizá es “fenomenología en diálogo”, pero no hermenéutica. En algún sentido todas las obras de filosofía continental del siglo XX -en sus diversas variantes- tienen que ver entre sí, pero eso por sí solo no justifica su compilación en un conjunto bajo el rótulo “hermenéutica”. Pudo haberse llamado el volumen “hermenéutica y fenomenología en diálogo”, y le habría convenido más. “Hermenéutica” no es el nombre de toda la filosofía continental ni de los componentes de su historia. Es una rama profesional específica y determinada como lo es la filosofía analítica o la historia conceptual. Tal vez lo mejor de lo que aparece escrito en el folleto que resumo no es realmente hermenéutica, sino fenomenología. En fin. La extensión de los trabajos allí incluidos (hay textos de hasta 5 carillas) tal vez no contribuya a que sea posible una reseña interesante pormenorizada del conjunto, por lo que después de todo quizá deba inhibirme (¿qué puedo comentar de artículos sin notas y con la extensión de uno de mis posts?). Una opción que barajo es comentar un par de las ponencias que encuentro más serias por separado, como la de la profesora Aguilar, que es estupenda, librando a mi lector de un juicio sobre otras materias para el que no requiere de mi colaboración. Veremos.


Caetera desiderantur...

jueves, 14 de enero de 2010

Estado, identidad y comunidad


Una modesta conferencia
para estudiantes y público en general
Será el 23 de enero en el lugar indicado en el afiche
4:30 pm


Bienvenidos al mundo clásico

domingo, 10 de enero de 2010

Ontología del declinar. Diálogos con la hermenéutica nihilista de Gianni Vattimo



Estimados amigos:
Les participo por la presente de mi alegría por la aparición en Buenos Aires de un libro conjunto de hermenéutica, donde participo como coordinador junto con Carlos Muñoz (España) y Daniel Leiro (Argentina).
En unos días estará a la venta con exclusividad en la
Librería "El Virrey" de San Isidro.
Av. Miguel Dasso, sin número
Gracias a todos los que de una u otra manera
han colaborado en éste mi empeño por continuar,
contra todo obstáculo, mi vida académica y filosófica.
De pasada: Por su contenido,
verán la diferencia entre un libro de hermenéuticade verdad.
Ya saben a qué me refiero.
Para adquirirlo por internet, aplastar el ícono de la barra derecha o pulsar a la Editorial Paidós Argentina aquí.

lunes, 4 de enero de 2010

No fue nunca liberal



No fue nunca liberal
Apuntes sobre una biografía del marqués de Montealegre


(Comentario a la biografía de José de la Riva-Agüero y Osma de Alberto Varillas Montenegro, 2008)

Víctor Samuel Rivera
Universidad Nacional Federico Villarreal



Prólogo a mis lectores hermeneutas: Voy a postergar unas semanas la continuación de la serie de comentarios que he estado dedicando a la Lezione di Congedo de Vattimo. Deseo en el ínterin escribir un par de comentarios a libros recientes. Uno sobre el Marqués de Montealegre; el otro sobre un folleto grande que se ha publicado recientemente en Lima con ensayos pequeños sobre hermenéutica y política.

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Acabo de terminar hace pocos días mi ensayo “La amnistía y el gobierno. La filosofía jurídica del marqués de Montealegre”. Se trata de un trabajo relativamente extenso en el que trato de explicar la obra de filosofía política del marqués. Originalmente, mi objetivo era presentar de manera analítica sus obras de filosofía jurídica. El desarrollo de mi esfuerzo, sin embargo, me orientó a ver algo que ya sospechaba: que la fuente más relevante de esta filosofía había que buscarla en el pensamiento reaccionario español. Debo ser enfático: La filosofía política de José de la Riva-Agüero y Osma podría resumirse en la tesis central del parlamentario español del siglo XIX Juan Donoso Cortés, en su Discurso de la Dictadura (1850). Esta tesis consiste en la idea de que el horizonte de lo jurídico es más extenso que el de lo legal. Vale decir: el Derecho no es coextenso con el ordenamiento legal, sino más amplio que éste. Hay aspectos del orden que están fuera de la capacidad de previsión de la ley. Para el lector interesado en filosofía política y jurídica, hay que anotar que se trata de distinguir “legalidad y legitimidad”, y de concebir ambas como Derecho, como desarrollaría después Carl Schmitt en el ensayo de ese nombre (1932). Esta posición tenía como contraria la idea liberal según la cual el orden legal es el límite del Derecho o la reducción de lo jurídico al orden legal. En este tema, quien postula que la legitimidad excede los límites de la legalidad no es liberal. Montealegre defendió esa postura en sus textos de filosofía política y jurídica. Eso por sí mismo, claro está, no indica que haya tomado la idea de Donoso Cortés. Pero vayamos ahora al asunto que motiva esta nota. Como sea, un seguidor del Discurso de la Dictadura de Donoso no podía ser un liberal.



He mencionado una de mis últimas investigaciones sobre Montealegre porque, accidentalmente, me he topado con uno de los más interesantes aportes a la historiografía de José de la Riva-Agüero que conozco. Y resulta ser –si ignoramos mis propios trabajos, lo cual es aquí legítimo- también el más reciente aporte serio que existe a la historiografía sobre el marqués de Lártiga. Se trata del prólogo de Alberto Varillas Montenegro a la edición facsimilar del primer libro de Montealegre, Carácter de la literatura del Perú independiente, cuyo original es de 1905 y que ha sido impreso recientemente (Lima: Universidad Ricardo Palma/ IRA, 2008). El de Varillas es un notable opúsculo académico de 65 páginas. Su texto está dividido en dos partes, cada una de las cuales es bastante meritoria en su género. La segunda es una exposición del contenido, el significado histórico y la historia del libro de Riva-Agüero, así como una presentación de un par de textos complementarios facsimilares que acompañan el volumen, un artículo de Miguel de Unamuno (1905) y otro de Francisco García Calderón (1906). La primera parte es una biografía del personaje, que buena falta hacía.



Varillas comienza el trabajo biográfico con un detalle de modestia. Confiesa el autor que no tiene la pretensión de que su trabajo sea considerado como tal, sino –entendemos nosotros- una especie de reseña. Con esto parece indicar que considera el suyo un trabajo que podría completarse, en lo que no le falta algo de razón. Creemos que el material disponible sobre Montealegre es tan grande en la actualidad que se impone reconstruir su vida en función de todo el conocimiento sobre él que antes era inaccesible y que ahora no lo es más. De manera correcta, Varillas alude a sus contactos europeos, en lo que no yerra. Varillas afirma también que no había disponible aún otra biografía, lo cual es, si no falso, al menos una exageración. Para comenzar, porque existe la mía, que es accesible en formato pdf en la barra lateral de este blog. Como mi texto fue impreso el mismo año que el suyo, es comprensible que no lo haya considerado. También exagera porque existen otras biografías anteriores, no malas. Para comenzar, la conocida y seria de José Jiménez Borja, en forma de libro (1966), pero también una larga lista de semblanzas (o sea, biografías más pequeñas) de fecha diversa, entre las que llaman la atención las de Pedro Benvenuto Murrieta (1954) y las de José de la Puente y Candamo, la más reciente de hace apenas un par de años. Pero hay un mérito del texto de Varillas. La suya es casi la primera biografía que incorpora como material de información los nueve tomos de Correspondencia del marqués de Montealegre de Aulestia que han sido impresos hasta ahora por el Instituto Riva-Agüero (2007). Decimos “casi”, pues nos hemos servido también nosotros del mismo material en nuestra tesis de maestría en historia de la filosofía, así como en las dos biografías que hemos compuesto e impreso: una para Solar (2008), y otra para la revista Escritos, de Colombia (2009). Incluso con el desacuerdo de su autor

La de Varillas es una magnífica biografía peruana de Montealegre -habría que decir, de Riva-Agüero-. Ha reseñado de manera didáctica puntos soslayados en otros trabajos, incluidos los míos, entre los que destaco la salud del marqués, sus amistades juveniles, una relación amorosa de circa 1911, la relación con Luis Alberto Sánchez, así como la relación entre sus ideas y su práctica política entre 1930 y 1936, con toda certeza, esto último de extremada importancia para la historia social del siglo XX del Perú. Como en todo lo anterior se atiende fundamentalmente a hechos, hechos que pueden certificarse con el cotejo de sus las impresas de Riva-Agüero, poco es lo que podemos agregar que no sea un halago. El trabajo es exhaustivo para su extensión, cita fuentes oportunas y no hay erratas (hay algunas erratas, pero menores, que son más asunto del corrector de estilo y que debe ser una llamada de atención para éste. La más grave es citar a Francisco García Calderón con el pie de imprenta equivocado). Pero hay un núcleo básico en la reseña biográfica que es el motivo de este comentario. Varillas afirma que el marqués de Lártiga fue liberal. Lo hace en la introducción de su trabajo, lo hace a la mitad de la historia, y termina el relato enfatizando que fue liberal. Pero no, estimados lectores. No lo fue. Se trata de la reiteración de un tópico de la historiografía política del siglo XX que es necesario corregir. En esto estamos ante un error histórico, un error que desfigura la imagen de nuestro más representativo pensador reaccionario del siglo XX.

La opinión de Varillas no es solitaria ni caprichosa. Se basa en un conjunto de antecedentes muy largo y muy complejo y consideramos excusable el error. Pero no por eso incorregible.

Una manera de iniciar la refutación de lo afirmado por Varillas respecto del presunto liberalismo de Montealegre sería remitirlo a la argumentación del texto sobre la filosofía jurídica del marqués que vengo de redactar. Pero eso sería hoy de extensión inapropiada para el blog, así que me voy a ajustar a otra estrategia. Voy a explicarle al lector en qué único sentido Riva-Agüero sí fue un liberal: en el vocabulario social del siglo XX peruano, pero muy en especial antes de la Segunda Guerra Mundial, la voz “liberal” se usaba para significar: partidario de la modernidad política, republicanista y, más particularmente, persona no católica. Riva-Agüero fue liberal solamente en el último sentido, no en los dos anteriores. Como anticlerical o no católico (incluso anticatólico) lo contamos apenas alguna vez en su vida, con certeza antes de 1907, muy posiblemente entre 1902 y 1906. Pero en 1905 Montealegre (1885-1944) tenía apenas 20 años. La redacción de la tesis de 1905 se hizo mientras el joven Riva-Agüero tenía la influencia marcada del positivismo y el darwinismo social, en particular por su maestro Javier Prado, rector entonces de la Universidad de San Marcos. Pero eso fue entre 1902 y 1904. Como una cuestión de hecho, Riva-Agüero ya no era anticlerical durante la segunda mitad de la segunda década del siglo XX, lo cual se comprueba por su patrocinio y participación en actividades religiosas. Posiblemente no era entonces un devoto practicante, pero no era más el anticlerical de 1905. Quedan las otras dos entradas para “liberal”. Si vamos por sinónimo de “republicanista”, no lo era. Era monárquico, como lo indica la parte III del libro del que la biografía de Varillas hace de prólogo. Y si la letra del marqués mismo no fuera muy convincente, está también el comentario de García Calderón de 1906 que el profesor Varillas ha tenido la sensatez de acompañar como addenda, dada la rareza del documento. Y lo último que nos queda: “partidario de la modernidad política”. Las obras de 1905-1910 tratan la modernidad y la Revolución Francesa en términos de “crisis Ética” y “abismo”. Es cuestión de revisar la conclusión del libro de 1905 con cierto detalle, y difícilmente el lector podrá concluir otra cosa.

Si le ha parecido a usted lector que hemos argumentado muy rápidamente, le sugerimos que lea nuestra biografía de 2008 “El Marqués de Montealegre de Aulestia. Hermeneuta de la contrarrevolución”, a la que se tiene acceso pulsando la imagen del polígrado en el lugar indicado de la columna derecha del post. Y para ser el post de inicios de año, me parece bastante por ahora.

Y como diría el Conde Joseph de Maistre, lectura juvenil de Montealegre:

Caetera adsunt…

PD: Para los lectores poco imaginativos y con problemas de tolerancia: Les cuento que el Marqués de Montealegre de Aulestia, activo colaborador internacional en la Guerra Civil Española en favor del bando nacionalista, no asistió al desfile triunfal de Madrid. Se había disgustado con Franco sobre la situación de la monarquía, que quedaba fuera de juego.
 
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