Para mis lectores historiadores del pensamiento político y la filosofía peruana. La lectura de este post debe sujetarse a la de sus precedentes en la numeración “Dios Patria y Rey”. Pronto voy a colgar una selección de archivo aparte de filosofía en el Perú.
A los lectores hermeneutas: les ruego que tengan paciencia. Esta misma semana sobre el Terremoto de Concepción (Chile) y el paralelismo histórico. ¿El evento toca ya las puertas del mundo?
Pronto: Hermenéutica de la actualidad. En abril o mayo regresamos con “Lezione di congedo” de Vattimo y otros comentarios de hermenéutica..
Arriba: Patricia Aspíllaga, la última rubvia del viejo régimen peruano.
Dios Patria y Rey (II)
Carácter de la literatura del Perú independiente (1905)
Parte I: La composición del libro monarquista
Víctor Samuel Rivera
Universidad Nacional Federico Villarreal
Sabemos que Riva-Agüero inició la redacción de su tesis de bachiller en letras apenas al año siguiente de haber ingresado a la universidad. Eso quiere decir que ya la tenía virtualmente pensada desde el colegio, también que debía contar con parte importante del material necesario para ese efecto, leído ya en gran medida. Por propia confesión, sabemos también que tenía escrita casi la tercera parte hacia fines de 1903, hasta la página 67 exactamente. Entonces, en el verano de 1904, a la altura del baile en casa de Barreda, por alguna razón que es fácil sospechar, el escritor detuvo la composición. Esto coincide con el año lectivo en que Montealegre estudió Historia de la filosofía con Javier Prado en la universidad. Es interesante saber que la parte de la tesis que afecta la obra de Javier Prado se halla justamente después de la antedicha página 67, esto es, que fue escrita cuando el curso había terminado. Pero no nos adelantemos. La composición siguió desde fines de 1904 para prolongarse hasta el año siguiente, en que la concluyó. Como recordará el lector del post anterior, nuestra postura es que Carácter de la literatura tiene como referente un libro de Prado de 1894, Estado social del Perú bajo la dominación española, célebre discurso muy alabado en su tiempo. Es importante ahora anotar cuál es el tema de la obra para analizar luego cómo está compuesta. No debe sorprendernos al final que su organización interna obedezca a refutar la tesis de Prado.
El texto de Carácter de la literatura del Perú independiente es, en términos generales, un estudio de historia literaria. Es frecuente –y, en cierto sentido, hasta es natural- considerar el trabajo como un libro de crítica o historia literaria. Es un hecho innegable que Carácter de la literatura contiene una historia de la literatura peruana republicana que, además, es la primera de su género. El cuerpo de la obra es una exposición pormenorizada en escuelas, autores y obras, del conjunto del trabajo literario del Perú durante el lapso de los 80 años que separaban el final de la monarquía peruana (1824) de la fecha de la publicación del texto (1905). Pero al lector entre líneas no puede escapársele que el tema del libro no es realmente la historia de la literatura peruana. En efecto: el título mismo ofrece un indicador; se trata, no de literatura, sino del “carácter” de ésta. Esto es: hay literatura, pero no sólo ni principalmente literatura. Esto quiere decir: la historia tiene la función de exponer el “carácter”, el carácter nacional a través de la historia literaria. Si éste es el caso, antes que un libro de literatura, tenemos uno de sociología, esto es, de filosofía social positivista. En 1890 una tesis de criminología de Prado de 1890 había difundido la expresión “carácter nacional”, lo que a nadie podía escapársele en Lima en 1904. Bajo la impronta criminológica de Prado el asunto es más claro: se trata de un trabajo de filosofía para hacer un diagnóstico del “carácter” en relación con las virtudes y vicios de la “raza”. Pero el título sugiere también otra cosa: se trata de examinar los vicios y las virtudes de la raza bajo la república. Veamos ahora cómo está compuesta la obra.
Carácter de la literatura contiene siete secciones señaladas por el índice temático en números romanos, I-VII, que podemos dividir a su vez en dos partes en orden a su contenido, en una parte “sociológica” y otra “narrativa”, respectivamente. La primera parte está fundamentalmente conformada por las secciones I y VII, esto es, la inicial y la final. La otra, por las secciones II-VI, que aparecen como el cuerpo del texto y hacen la historia literaria propiamente dicha. Es fácil pensar que la Sección I es la introducción y la VII la conclusión del resto del texto, pero es también sencillo notar que el tema de las secciones I y VII no es la literatura, sino la psicología social o sociología. Literalmente, tratan de temas “sociológicos”, o de “psicología peruana”, lo que remata todo en lo mismo: filosofía social positivista. Hay una premisa central de esta naturaleza que sirve de punto de partida al resto de la investigación, que podríamos resumir así: la literatura expresa las características políticas de un pueblo, su “genio” o su “carácter”. Ese carácter es la psicología del pueblo, su ser así o asá, de tal manera que, si queremos identificar los problemas o las perspectivas políticas de ese pueblo, es necesario estudiar su producción literaria. Es una manera de decir que la agenda de futuro de una nación depende en parte del estudio sociológico de su historia literaria. Ese estudio sociológico coincide con un examen psicológico de tendencias, virtudes o vicios. Como ya sabemos, en lo último se trata de la idea de que los pueblos tienen un “carácter nacional” cuyo origen es la criminología de Javier Prado.
En 1890 Javier Prado había establecido que en “la observación psicológica” (o sea, el trabajo que está haciendo Riva-Agüero) hay que “recurrir a todas las ciencias que procuran interpretar y reglar los fenómenos sociales”. Prado pensaba en todo, menos en la literatura. Justamente por eso, no es muy difícil entrever que el concepto de “carácter nacional” de Prado de las secciones I y VII va a interpretarse con la influencia de otro autor, uno que sí hubiera hecho psicología colectiva en base a la historia literaria, que no era Prado. El modelo por antonomasia pertenecía a la misma corriente positivista de la que Prado era representante en el Perú. Se trata del pensamiento histórico social de Hyppolite Taine, un autor socorrido y de moda para el 900. La idea de que el carácter nacional se vincula con la historia y la evaluación de la producción literaria de un pueblo es la tesis central de la Histoire de la littérature angalise de Taine. Este libro es un estudio de la psicología social inglesa a partir de su producción literaria, que es lo mismo que Montealegre se estaba proponiendo hacer. Esta interpretación del “carácter nacional” bajo la inspiración de Taine debe haber parecido obvia para cualquier persona educada de comienzos del siglo XX. De hecho lo puso así de manifiesto Francisco García Calderón en una reseña de 1906, dejando presente su extrañeza porque la obra mentada no hubiese sido citada. Riva-Agüero prefirió colocar como referencia otro texto de Taine: los Essais de Critique et d’Histoire, a los que agregó En torno al casticismo, de Miguel de Unamuno. Ambos libros eran recientes, de 1892 y 1895, respectivamente, y su fecha sugiere al lector entre líneas compararlos con la fecha de imprenta de Estado social de Prado.
Ahora tenemos un indicio de cómo ha de interpretarse el resto del texto: la historia literaria debe entenderse entera como psicología colectiva, esto es, en función de su interpretación bajo un código de filosofía política positivista. Pasemos ahora al cuerpo de Carácter de la literatura.
Resulta ostensible que las partes II-VI de Carácter de la literatura constituyen en su conjunto la historia de la literatura “del Perú independiente”, esto es, de la República Peruana entre 1824 y 1904; estas secciones conforman la parte “narrativa” del documento. Esta parte a su vez hace un conjunto que puede dividirse en tres: 1. Un resumen de la historia literaria durante la monarquía más un examen del estado general de la literatura y las influencias de ésta en el periodo en que se introdujo en el Perú el régimen republicano; se trata de la Sección II, que incluye acápites para dos grandes figuras literarias: José Joaquín Olmedo y Mariano Melgar. Riva-Agüero pasa luego a 2. la historia literaria propiamente dicha, que abarca las secciones III-V. Esta historia está dividida por periodos clasificados de acuerdo al estilo o escuela dominante, una sección para cada uno; para cada uno de los periodos se hace una reseña cronológica de los autores que pasan por “tipos representativos” de cada estilo o escuela: este procedimiento incluye regularmente una semblanza de cada autor, así como un examen más o menos detallado de sus obras. Esto permite establecer para las secciones III-V la siguiente clasificación: a la Sección III corresponde el periodo “clásico”, a la IV el “romántico” y a la V el “moderno”, respectivamente. 3. La Sección VI es un apéndice; el índice la rotula “La generación actual”, pero es manifiesto que VI no continúa la historia de III-V, sino que es una sugerencia de posibles talentos contemporáneos; esto se comprueba por su extensión de apenas dos páginas. Ahora bien: la división en secciones de la parte narrativa se basa en una concepción política que atraviesa II-VI transversalmente. Resulta que esta concepción transversal es “sociológica” o de “psicología peruana” y empalma, por tanto, con las secciones I y VII. Esto confirma la esencia filosófica del conjunto, que habremos de examinar ahora.
Como hemos visto, exceptuando la Sección II, la parte narrativa de la tesis de bachiller de Riva-Agüero se divide formalmente en periodos cronológicos marcados por sus autores representativos “clásico”, “romántico” y “moderno”. La premisa central para esta clasificación aparece en la Sección II, que la presenta. Según ésta, la literatura peruana, como fenómeno social, consiste en una actividad eminentemente imitativa. Escribe Riva-Agüero que: “Las sociedades inferiores, débiles y jóvenes, viven casi por completo de la imitación de las sociedades poderosas y adelantadas. La originalidad es allí rara” . Esta postura da el título mismo a la Sección II, “La imitación en la literatura peruana”. En esto se reproduce de manera genérica la teoría para los cambios sociales y culturales del sociólogo francés Gabriel Tarde, en Les lois de l’imitation, que es expresamente citado. La idea básica tomada de Tarde es que las culturas “poderosas y adelantadas” se caracterizan porque logran plasmar tipos y modelos culturales propios, “originales” de sí mismas; las más “débiles y jóvenes” serían -en cambio- copias, dependientes de los (las) anteriores. El objetivo del texto según esto es establecer “cuáles han sido las influencias que han dominado” (en cada periodo) y “señalar la parte de originalidad”. Bajo los parámetros de II, las secciones siguientes, III-V resultan marcadas por la fuente o “influencia” de la imitación. Carácter de la literatura presenta dos modos de “influencia” literaria en general, bien a través de autores eminentes, “modelos” o “tipos representativos” de un estilo, bien de influencias nacionales, esto es, los caracteres literarios propios de una literatura particular. Nos acercaremos al texto en el orden inverso: primero las influencias nacionales, luego la de los tipos representativos, esto para que la interpretación política del libro y su relación con la obra de Prado de 1894 sea más evidente.
Continuaremos la semana que entra.
Caetera desiderantur