Víctor Samuel Rivera

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El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

domingo, 3 de abril de 2011

José de la Riva-Agüero nunca escribió en "Hebdomadaire"




Montealegre y la Revue Hebdomadaire (IV)
José de la Riva-Agüero nunca escribió en Hebdomadaire


Víctor Samuel Rivera
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía


José de la Riva-Agüero ocultaba cosas. Ocultaba las que podían no convenirle. En particular, pensando en el plazo más largo, el del juicio histórico. Desde siempre mostró un interés por disimular y callar todo aquello que podría ser malinterpretado en el balance de su vida, que imaginó siempre en términos grandiosos, como la de un hombre destinado a lo alto. Por esa razón sus textos y su vida mima constituyen un maravilloso trabajo para el lector entre líneas. En el caso del artículo de Marius André de 1921, Montealegre no pudo admitir que los de la Revue Hebdomadaire lo habían mandado a rodar. Que había ido a las oficinas de la revista a reclamarle a André y entregar una rectificación, con la idea de que ésta fuera publicada en el número siguiente, de agosto de 1821 y que los de Hendomadaire no le publicaron nada.

La rectificación contra André existe. Fue impresa por Montealegre, con su propio dinero, en 1937, en el volumen primero de una de sus obras más características de su periodo fascista, un libro que se llama Por la Verdad, la Tradición y la Patria. Un libro cuya portada tiene en relieve símbolos franquistas. El libro en sí mismo es motivo de un delicioso acápite propio, que dejamos para después. Lo curioso es que se indica expresamente en el texto contra André fue publicado en la revista Hebdomadaire, en el número del mes de agosto de 1921. No indica qué número, ni en qué páginas. ¿Se habría imaginado Montealegre que nadie iba a acordarse en 1937 de que los de Hebdomadaire lo habían mandado a rodar 16 años atrás? Eso parece poco probable, si nos referimos a sus amigos de la nobleza peruana, a los Osma, los Aliaga o los Pardo, que con toda certeza se acordaban de esa mala pasada del destino. Ellos ni de asomo iban a olvidarse que al abuelito Montealegre lo habían rajado en París por el centenario de la independencia. Pero los de su casta le perdonarían la mentira, pues de una u otra manera, todos terminaban siendo sus parientes entre sí y proteger a uno era ser solidario al final consigo mismo. La posteridad, en cambio, poblada por gente más humilde, podía llegar a vivir engañada hasta la aparición de este servidor.


Las “Obras Completas” del Marqués de Montealegre de Aulestia fueron publicadas por el Instituto Riva-Agüero entre 1962 y 2007. Si buscamos allí el texto para Hebdomadaire lo encontraremos citado bajo el título de “Aclaración sobre el Mariscal José de la Riva-Agüero”. Los editores del Archivo de las obras y papelería de Riva-Agüero deben haberse percatado pronto de que no contaban con ningún ejemplar de la supuesta publicación de agosto de 1921, por lo que tuvieron que anotarlo. Les falta malicia, pues no tenían consignado el número del ejemplar, ni mucho menos las páginas y eso no los hizo dudar de nada. Hay que recordar que Hebdomadaire salía cuatro veces al mes, o sea, hubo cuatro números y nada de nada. Algo parecido le ocurrió en 1948 a la famosa historiógrafa y discípula de Riva-Agüero, Ella Dumbar Temple. Dumbar Temple, poco después de la muerte del marqués, consignó la presunta publicación de 1921 en la “Bio-Bibliografía de José de la Riva-Agüero”; ésta se halla en la revista Documenta(Lima), de 1948. Hubo de admitir allí que la única razón por la que se consigna esa impresión del año 1921 es que Riva-Agüero lo indicaba así en 1937. En realidad no hay nadie que haya jamás visto tal ejemplar. Es altamente significativo que así haya ocurrido, pues Montealegre era muy escrupuloso en archivar los documentos que había impreso, máxime si trataban de su gran papá, que era un tema neurálgico, literalmente.

Da la casualidad de que tuve la fortuna de adquirir el año pasado la colección completa de Hebdomadaire correspondiente al año de 1921, de la suscripción perteneciente a la biblioteca del filósofo Javier Prado y Ugarteche. Tengo también los números de 1920. La suscripción termina en 1922, pues en 1921 el pobre del filósofo Javier Prado debe haber calibrado las pruebas de la existencia de Dios y su liberalismo de izquierda con la vara eterna, y su familia no parece haber estado interesada en renovar la suscripción. Pero con las fechas de los ejemplares que tengo basta para aclarar todo esto de Hebdomadaire y el gran papá. He vuelto y revuelto cada uno de los ejemplares, que conservan sus índices, con lo que comprobé de todo: que había menciones a Francisco García Calderón, a Víctor Andrés Belaunde y a la revista generacional Mercurio Peruano; todo lo que corresponde con esta historia de contactos maurrasianos franco-peruanos, con toda certeza de parte de Francisco y Ventura García Calderón. Un beneficio colateral fue encontrarme con que la revista Hebdomadaire nunca publicó ninguna rectificación de Riva-Agüero y que, por lo tanto, cuando el marqués consigna una reimpresión de 1921 en 1937 simplemente está mintiendo. En realidad, está ocultando lo que ya sabemos que pasó, que los de Hebdomadaire lo humillaron. Cuando quiso aclarar las palabras desagradables dedicadas a su ancestro el Presidente de la República, algo sucedió y los de la revista lo mandaron a rodar con su carta. La historia de Montealegre y Hebdomadaire debía terminar aquí, pero aún hay un detalle que no hemos tratado, la relación de Montealegre con Marius André, pero eso lo dejaremos para la última entrega de esta serie.

Caetera desiderantur…

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