Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

martes, 14 de febrero de 2012

La rebelión monarquista de 1911. Parte II. El testimonio de Ventura



La rebelión monarquista de 1911
Parte II

El testimonio de Ventura

Nosotros (1934-1946)

Ventura García Calderón escribió en 1935 el folleto Nosotros, un retrato de su generación intelectual. Es una respuesta a una serie de escritos calumniosos que habían propagado Luis Alberto Sánchez y otros, que querían marcar una diferencia entre su propia generación y la que los había precedido. En el lenguaje de Sánchez, era la generación del “centenario” [1921] frente a la de “1905”. Los libelos se explican porque Riva-Agüero había sido entre 1933 y 1934 Ministro de Instrucción y Culto y Primer Ministro de la dictadura del General Oscar Benavides, quien persiguió duramente a Sánchez. Durante ese periodo, el marqués fue implacable contra el APRA, partido de izquierda caudillista al que Sánchez estaba adscrito. Sánchez era uno de los grandes receptores de la obra de Riva-Agüero, y la ruptura debe haberle sido muy dolorosa. Desterrado por su maestro, Sánchez escribió contra José en 1934 un libelo titulado Ecce Riva-Agüero. Con la idea de extender su juicio a toda la generación de José, deslizó poco después, al año siguiente, una cuartilla infamante sin firmar contra Ventura y Francisco en el diario aprista La Tribuna; el texto se titulaba Filtrando a los García Calderón. Nosotros es una defensa del pensamiento del 900 frente a estos ataques.


Ventura compone una fotografía generacional. Ésta incluye a Francisco, su hermano, filósofo y sociólogo; a José, historiador, y a Víctor Andrés Belaunde, destacado ensayista social católico. Ventura cita una docena de personajes de época más que hoy –al lado de las anteriores- aparecen como memorias anecdóticas y que no en vano el autor posterga en un segundo lugar. Es un lugar común de la historiografía peruana recordar que esta generación estuvo unida por un fenómeno dramático: la guerra entre el Perú y Chile de 1879, también llamada “del Pacífico”. Pero sería mejor decir que esta generación estuvo marcada por la experiencia de las consecuencias sociales de ese fenómeno, la violencia, la miseria o el destierro. Ventura mismo había nacido en París, en 1885, mientras su familia sufría el exilio. Nosotros es citado aquí como marco de la relación entre Ventura y José, así como para definir su pensamiento político, que ya sabemos oscila entre los extraños vericuetos del nacionalismo europeo del periodo anterior a la Primera Guerra Mundial.


Nosotros
, la fotografía del 900, contiene una sección de lo que llamaríamos ahora la genealogía de su pensamiento generacional; ésta se titula “Ideario, sentimentario”: Esta generación “llegó a la vida en dolorosas condiciones”; en opinión del autor, no hubo otra que hubiera nacido “en el Perú bajo un sino más triste”. El sentido que marca la generación es la experiencia del desastre moral y material que la guerra de 1879 había dejado. Las “dolorosas condiciones” de “la vida” desembocan en un pensamiento de la nacionalidad. El 900 es, pues, por definición, nacionalista. Por “ideario” y “sentimentario”: no sólo por las ideas, también por las pasiones. Es manifiesto que se considera que los sentimientos consubstanciales a las ideas. La Generación del 900 está marcada por “un nacionalismo doloroso que hace recuento de los desastres y trata de reparar lo que destruyeron los otros”.

Caetera desiderantur...

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