Víctor Samuel Rivera

Víctor Samuel Rivera
El otro es a quien no estás dispuesto a soportar

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Doctor en filosofía. Magíster en Historia de la Filosofía. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía desde 1992. Crío tortugas peruanas Motelo y me enorgullezco de mi biblioteca especializada. Como filósofo y profesor de hermenéutica, me defino como cercano a lo que se llama "hermenéutica crítica y analógica". En Lima aplico la hermenéutica filosófica al estudio del pensamiento peruano y filosofía moderna. Trabajo como profesor de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; he trabajado en Universidad Nacional Federico Villarreal desde 2005. He sido profesor en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima hasta 2014. He escrito unos sesenta textos filosóficos, de historia de los conceptos, filosofia política e historia moderna. Tengo fascinación por el pensamiento antisistema y me entusiasma la recuperación de la política desde el pensamiento filosófico. Mi blog, Anamnesis, es un esfuerzo por hacer una bitácora de filosofía política. No hago aquí periodismo, no hago tampoco análisis político de la vida cotidiana- De hecho, la vida cotidiana y sus asuntos no son nunca materia del pensamiento.

domingo, 28 de junio de 2020

Conafil/ Relato del XV Congreso Nacional de Filosofía/ Universidad Nacional del Altiplano




          Comparto con los lectores el Relato del XV Congreso Nacional de Filosofía del Perú/ Conafil XV, 2015, celebrado en la Universidad Nacional del Altiplano (Puno). Junto a una conferencia magistral, en que recuerdo gustoso la presencia de Claudio Chipana, peruano residente en Londres, hoy fallecido, y en cuyo homenaje deseo colgar este texto, me fue solicitado también redactar el relato del Conafil. El documento final, leido delante de la Asamblea de Conafil, tiene en su forma actual 11 páginas. Como las Actas respectivas no han sido impresas, que era lo que se tenía por previsto, y se hayan cada día más cerca el Conafil 2021 por el Bicentenario de la República, así como el inminente Congreso Nacional de Estudiantes de Filosofía, pre-congreso Conafil, me siento obligado a publicar este testimonio de 2015.

Relato / XV Congreso Nacional de Filosofía/
Universidad Nacional del Altiplano
Conflictos culturales
Actualidad y perspectivas
26 – 30 de octubre / 2015

Víctor Samuel Rivera
Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía


Desde 2001, que es el año en que ocurrió el célebre atentado del 11 de setiembre en Nueva York, la Tierra entera se haya afectada por una atmósfera de conflicto. Esa fecha, sin embargo, conocía el idioma del diálogo casi como su lengua exclusiva y excluyente para el interés de la filosofía. Eran las épocas del triunfo aparente del mundo burgués a escala universal, así como sus sistemas institucionales, económicos y de otro tipo, en lo que se llamaba de manera prepotente entonces pensamiento único. La patencia y la extensión de los conflictos en el mundo humano desde esa fecha, que recordamos hoy en la actualidad de guerras trágicas y violencia a escala planetaria, han llegado a cuestionar seriamente el carácter conservador de ese lenguaje del diálogo. La violencia en la que somos y nos movemos exige a la comunidad filosófica encarar realidades de las que, posiblemente, el hombre preferiría no ser testigo; sería indecente, en términos de la filosofía, sin embargo, darle la espalda al sufrimiento expandido del hombre por el hombre para hacer de cuenta que la aldea/mercado anda bien, que no se sufre tanto, que el mal no vale tanto como el bienestar: Eso sería una especie de hipocresía profesional, algo que en un filósofo es responsabilidad mucho más grave que en nadie más en el mundo civil. De otra parte, ancestrales rivalidades étnicas, regionales e incluso culturales del Perú, que se han hecho visibles tristemente junto a la corrupción y la violencia en los últimos 20 años de régimen democrático, son un estímulo para re/significar e instalar la pregunta por el dolor entre los filósofos peruanos. Este es el contexto para la convocatoria del XV Congreso Nacional de Filosofía.




















“Conflictos culturales”, fue el tema general de la convocatoria. Un congreso convocado para pensar filosóficamente el conflicto ha resultado ser, por la naturaleza misma de la gravedad y el interés que el tema convoca en tiempos recientes, un motivo para afianzar y recrear este espacio para el diálogo que constituye un Congreso Nacional de Filosofía. Lo ha recreado como agenda del pensar, también como agenda de la responsabilidad del filósofo en el Perú. Como ocurre con todo espacio humano, este giro al interés por el conflicto corresponde a un horizonte común de preocupación humana, incluso más allá de lo que es previsible por cada uno, que quizá no es plenamente consciente de que es el conflicto mismo, y no tanto cada uno, el que convoca e instruye en el sentido de las cosas que nos convocan. Pero, para nuestro consuelo, no hay conflicto sin diálogo, del mismo modo que no hay diálogo genuino allí donde no hay un lugar concreto, con sufrimientos reales y palpables, por así decirlo, que ofrezca el medio donde el diálogo fluya y pertenezca.En el caso del XV Congreso, el diálogo sobre el conflicto se ha situado claramente en el horizonte de lo andino, así como del interés por conferirle una articulación discursiva, con las discrepancias que todo diálogo genuino supone y donde unos y otros tuvieron acogida, empatía y, debe decirse, amistad.


La lección más grande, más amplia y más maravillosa que pudo legar el conflicto fue la amistad. Su escenario fue Puno; se instaló allí, desde arriba, la cumbre de América, entre las alturas desoladoras y la presión intensa del fluir de la sangre.

(Si el lector desea leer el resto de las 30 páginas de composición, se sugiere aplastar la imagen del Emperador Pachacútec)





Entrevista con José Chocce Peña sobre Coronavirus (III-III)









3— ¿Qué opina sobre los libros de los distintos intelectuales y académicos que dan su diagnóstico sobre el COVID 19?
     
     En el tiempo del Mar de Cristal, cuando la opinión lo era todo, el twitter, el Instagram, la opinión retuiteada de un asalariado del Estado o de una transnacional, la gente escuchaba a los filósofos en el rango de antaño, en el transparente rango de verse sí mismos cada vez. Los filósofos del Mar de Cristal eran los grandes guardianes de la éndoxa. En la medida en que ascendieron hacia sus propios espejos, de sus trozos hablante de apertura, pienso de ellos (no de todos y cada uno, ciertamente) que, como los caminantes, pertenecen al mundo transparente que ha muerto. No doblan la mirada al evento sino, como los obispos del Apocalipsis, miran al piso, y se humillan el ver en él su imagen repetida y estéril.


4— ¿Algún comentario sobre nuestra realidad peruana, así como su mundo académico y pensante entorno a la pandemia?
     
     No me es permitido ver en la opinión, ciego como estoy ahora inefable ante el evento. Pero la luz nueva e inefable ha fundado un mundo, quiero decir, está en este preciso instante diseñando la organización, el lenguaje y los valores en un mundo cuya anticipación son todo lo que no reconocemos nuestro hoy: La cuarentena inestable y constante, la imposibilidad de curar una enfermedad viral, de cuya voluntad hay que precaverse, la ruina definitiva de un régimen global de gobierno basado en la idea de que el Cristal, por ser bello, y por decir a cada quien quién es, es, por eso mismo, eterno. Hay en nuestro medio, más intensamente que en otros lugares, una intensa resistencia a ver fuera del espejo pequeño en que cada uno desea renunciar al saber. El Perú es un país impresionantemente imitativo, es en una sociedad del espejo, en el Mar de Cristal, como el espejo del espejo. Su mundo académico es especular, pero no en el sentido hegeliano, sino en el más triste de ser imagen de la imagen, en este caso, imagen de la imagen destruida.
    
     Los peruanos, incluso con interés paritario los que entre ellos son filósofos, básicamente seres humanos antes que imágenes. Y seres que especulan antes que reflejo del reflejo de lo que otros quizá son con más plenitud. Y como humanos, podemos ser filósofos renunciando a la gran Caverna que la luz del virus ha invadido. No para salir, sin duda, sino para acoger.


5— ¿Podría darnos algún comentario entorno a nuestra situación en el país y las medidas del gobierno?
     
     Hoy el Perú se ubica en número sexto de contagios por debajo de grandes potencias superpobladas en una totalidad de reinos y repúblicas de alrededor de 180 en el mundo, todo lo cual es un gran mérito tanto del gobierno que el pueblo se ha dado, como del régimen político que así se lo ha permitido. No como un modesto filósofo, sino como ser humano gregario como casi todos creo suelen ser, tengo un asombro metafísico no ante el gobierno que nos ha encumbrado entre las peores grandes potencias, sino ante la inocente e infantil creencia que tiene el pueblo, de que merece la tragedia humanitaria que está sufriendo. Somos casi los primeros, somos famosos, somos punteros, se diría, y la triste conformidad de todos en este mérito grandísimo, que antes que político, es ontológico, quizá algún día nos sustraiga del afán de repetir, esa enfermedad que contrajimos desde que llegaron entre nosotros las menos afortunadas de las ideas modernas.

     Las cifras de la Gran pandemia en el Perú se darán, en su rango metafísico, en el aniversario de su fundación como Estado moderno. Sin duda los filósofos tienen mucho qué pensar, y espero que no se espere aquí que nuestra situación metafísica sea pensada primero en Estados Unidos, el más metafísico hoy de todos los países, para luego de su trabajo hacer aquí un pequeño espejo de cristal.


6— ¿Qué nos depara el futuro? ¿Nos podría dar su último comentario o mensaje a nuestros lectores, que considere importante trasmitir?

     Ludwig Wittgenstein, la mente más notable del Imperio Austro-húngaro dijo una vez, hace justamente cien años: “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”.



   

miércoles, 24 de junio de 2020

Entrevista de José Chocce sobre Coronavirus (II-III)



Comparto con los lectores la entrevista que me ha hecho José Chocce Peña a raíz de la Gran Pandemia del Coronavirus.

Agradezco las casi 300 solicitudes de inscripción para el Taller de Hermenéutica y Estudios Sociales de Ciher, casi la mitad de las cuales proceden de México, Argentina, España, Colombia y Chile. Lamento ir anunciando que le taller deberá ser dividido en bloques trimestrales más pequeños, según los intereses y grado de estudios de los participantes. Es materialmente imposible hacer un taller con un número tan grande de colaboradores.




2— ¿Cuál es su comentario sobre Sopa de Wuhan, ese libro escrito y distribuido en forma digital que recorre el mundo entorno al mundo COVID 19?


   Apenas iniciado el proceso de la Gran Pandemia, cuando lo que ahora tomaríamos por una cifra modesta de pocos más o menos unos cientos de muertos en el norte de Italia, y unos miles de chinos poquísimos, que a la gente se le hacía una desaparición anecdótica de otros, mis alumnos y singularmente José Luis Herrera y Manuel Paz y Miño me mandaban el colectivo Sopa de Wuhan. No me pareció relevante en absoluto leer a los grandes de la filosofía en esa incertidumbre entonces fundada dar opiniones que, a pesar de la esperanza de muchos, continuaban siendo a mis ojos las mismas del tiempo del Gran Espejo, una terquedad del Mar de Cristal pugnando involuntario por atar sus pedazos disparados por el impacto de Corona. No había notado entonces algo que ahora comprendo que es fundamental, y es que el virus Corona un buen día se había sentado en el trono vacío.

     No comprendo cómo una opinión puede ser importante, salvo cuando fuese posible una suerte de instalación del saber, cosa que no ocurre casi nunca, dada la naturaleza inexpresable e inefable del auténtico saber. En la Carta VII de Platón está subrayado el carácter inefable del saber auténtico que, por definición, es puesto en el horizonte de la inteligencia humana como un más allá del discurso. Dice Platón que ese saber es arrethon, inefable, más allá de donde es ámbito del discurso, incluso del verdadero, bajo la imagen de que hubiera alguno que no fuera éndoxon. Lo que se puede decir, ciertamente, y esto sin duda vale también para quien contesta, es “fable”: en el triple sentido de a la vez inexacto, de aspecto imaginario y débil de carácter (que al parecer pasa por intermedio del francés a en “feble”). Es algo bastante paradójico que esta época, la época de la Gran Pandemia, que sea algo común que se pida este estar “más allá”, a falta de sacerdotes católicos o pitonisas oraculares paganas, al filósofo. Lo fascinante es que finalmente el mundo del espejo transparente en que se inclinan los todos/mismos se ve obligado a volver a los arúspices y los profetas, o la huella que queda de ellos en los modestos filósofos.
   
    

 La Gran Pandemia es un mundo; el mundo de los hombres luego del quiebre del mar de cristal. Estamos dentro del ruido de las opiniones entre los tiestos de los cristales rotos, en la gran noche de la pandemia. Y si la opinión se asocia culturalmente con la oscuridad, el saber, ese saber que se pide en el instante mismo en que la sociedad ha dejado de fluir en el mar y la transparencia de la “sociedad trasparente” se muestra como nunca como una ilusión, es que el quiebre del cristal atraviesa el evento. Es un evento de luz invasora. No la luz de la razón, sino la luz de la no razón, la luz fundadora que es por ello externa, extraña y violenta. La metáfora de la Caverna de Platón afirma de modo muy plástico el vínculo entre las opiniones y el saber. La plenitud del mundo y de lo que es propiamente, que solo es posible a la vista de la luz, se halla en el orden de lo que es propiamente visible. Justamente la visibilidad es ausente en el Mar de Cristal del fluido mundo transparente, pues el que ve, ve sí mismo, que es una manera de decir que no ve nada.

     
     Sigamos un instante con la Caverna. Wuhan envía al Corona a recoger a los sabios, pero estos, a medio camino, encuentran restos del vidrio del espejo, y se asombran con lo que ven. A medio camino se sientan a dar su opinión de los espejos, que ahora consideran muy interesantes, pero extrañamente repetitivos, redundantes pues dicen otra vez lo mismo. Cuando en el fondo de la Caverna el ruido de la éndoxa se ve afectado por el llamado desde Wuhan, ese ruido mismo es el anuncio de un saber, es ese saber mismo que se aloja haciendo, rehaciendo la Caverna, instalándola en un giro incomprensible, para el que Sopa de Wuhan es a modo de muchos fracasos que intentan restablecer el Mar de Cristal, sin saber nunca cómo pues, aunque llamados por algo nuevo, un saber antes oculto para todos, solo usan partes viejas de lo que antes fluía y ahora son esquirlas.
     
     El filósofo, creo yo, debe hacer moralmente, está fenomenológicamente llamado (por el virus, y su Padre, Wuhan, la verdad luminosa) a reconocer la caducidad de sus tiestos de vidrio. Conocer y saber es ahora experimentar el llamado, experimentarlo al modo de una no/opinión. Por decirlo de alguna manera: El momento del saber de las multitudes, de gerenciar el mundo consultando a la gente de la calle, sus gustos anónimos y antojadizos, la anarquía de sus caprichos, ha tenido al virus como el anuncio de un gran no. Y este no es además no solo lo que pide Wuhan, la lejana y oriental ciudad de la luz incomprensible, sino lo que reclaman los usuarios mismos de la filosofía en este tiempo de la Gran Pandemia. ¿Y qué piden los que opinan mismos, tanto y en medida análoga a lo que el virus reclama desde fuera? Que sean los filósofos los arúspices del saber nuevo ya previamente instalado.

lunes, 22 de junio de 2020

Bienvenidos al mundo clásico

domingo, 21 de junio de 2020

Entrevista de José Chocce Peña (parte I-III)



#FilosofíaEnTiemposDePandemia

Lima, jueves 18 de junio de 2020
Víctor Samuel Rivera

1— ¿Qué opinión le merece toda la situación actual que vive el mundo y entorno a la pandemia COVID 19?


      
  Sobre las opiniones soy escéptico, aunque el mundo al que pertenecemos, en cambio, deposite su fe en ellas. Sobre temas públicos, altamente sensibles, y con hondo sentido político y moral, se recurre al artista, se acude al cómico, a la persona que lee las noticias; cuando no al mero y anónimo caminante, que es la expresión más íntima y esencial del opinador. A fines de la década de 1990, con la aparición y masificación de la computadora portátil y del internet, pareció cumplirse la utopía más ansiada del mundo moderno, el mundo de la comunicación transparente y sin límites, la sociedad posmoderna, la sociedad que Gianni Vattimo denominó entonces “transparente”; líquida o fluida, para pensar el tema en la terminología entonces tan potente de Zygmunt Bauman. De pronto la opinión, lo que los griegos llamaban éndoxa, la opinión como el derecho ilimitado a decir lo que sea sin importar de los labios de quién, terminó por ser el faktum de la razón posmoderna o, mejor dicho, de la posibilidad realizada donde el conocimiento y la opinión se han vuelto idénticos entre sí.

   
         El mundo al que pertenecemos, como un mundo humano específico donde opinar y estar en la opinión, por así decirlo, es lo más metafísico a donde nos es lícito llegar, es un mundo cuya constitución es un no saber donde el opinador reconoce sus derechos. Este tiempo y mundo hace de la comunicación su trabajo, su actividad realizadora. Y es como un mar de cristal donde cada uno que ve, ve lo mismo. Esa sociedad transparente de la década de 1990 era como el Mar de Cristal, una figura profética del Apocalipsis de San Juan evangelista. El Mar de Cristal es un extenso piso de espejo. Hacia el fondo el buen Dios sentado. Allí doce santos obispos metropolitanos se ven a sí mismos, y entonces, echando sus coronas al suelo, se humillan y adoran, una figura maravillosa de la liturgia Confiteor Deo omnipotenti, solo que sin ningún Dios que la contemple en su trono Un inmenso espejo, una comunidad del espejo. Y, de pronto, el evento. Ha acontecido que el espejo ha sido roto, ya que no por la opinión del hombre que no se humilla, sí por la Corona soberana de un virus que inesperadamente yace sentado.



Seminario - Taller / Hermenéutica y Estudios Sociales. Estado de inscripciones y noticias para mis amigos


  

     El Taller de Hermenéutica y Estudios Sociales ha superado la sorprendente cifra de los 200 inscritos en solo 24 horas en el registro de postulaciones del Círculo de Investigación de Hermenéutica y Estudios Sociales (Ciher). Se han inscrito postulantes al Taller de diversos países de América Latina, especialmente de México y Argentina, dado el interés que hay en esos países por la hermenéutica filosófica. Hay incluso inscritos en el taller investigadores, tesistas y alumnos de filosofía y ciencias políticas de tres países de Europa, España, Francia e Italia. Se ha considerado no cerrar las inscripciones, sino hacer una propuesta dinámica que permita segmentar grupos según intereses compartidos y repartirlos en trimestres, por lo que aviso que solo un grupo podrá iniciar los trabajos en Julio.

     Es posible que se concerte para noviembre la publicación colectiva en torno de los trabajos más significativos.

     Para inscribirse y participar de la base de datos hay un enlace que se detalla en el afiche, aunque si se presiona sobre el afiche mismo hay un hipervínculo que remite a la casilla de inscripción.

#FilosofiaEnTiemposDePandemia

sábado, 20 de junio de 2020

Estamos de regreso


He recuperado mi cuenta de blogger. Volveré a estimularme con ella. Les dejo a mis lectores mi amistad.


Bienvenidos al mundo clásico

Metafísica del virus Corona / El ser que no puede ser comprendido

El virus Corona
El ser que no puede ser comprendido

Texto escrito a propósito de la pandemia del Coronavirus
Lo integraré a un libro de ensayos que muy posiblemente imprima en Arequipa

Lo redacté con el estímulo de Manuel Paz y Miño, Director de la Revista Peruana de Filosofía Aplicada, así como por la tenaz insistencia de José Luis Herrera

Aplastando el afiche podrá accederse a la versión en formato PDF en www.academia.edu



Taller de Hermenéutica y Estudios Sociales (Ciher)


Hermenéutica y estudios sociales
             Seminario – Taller


El Seminario – Taller se halla dirigido al público en general a investigadores, aunque más en particular a egresados, estudiantes de ciencias sociales, ciencias políticas y filosofía u otras áreas de Humanidades.

Su eje articulador es el conocimiento del discurso de la hermenéutica como vehículo de acceso a los problemas sociales y políticos; una puesta en práctica de la ontología de la actualidad gestada en una larga tradición que enlaza a fuentes heteróclitas, como F. Nietzsche, Hans-Georg Gadamer y Martin Heidegger con autores más antiguos, como la Escuela teológica, como otros cercanos como Giorgio Agamben, Alain Badiou o Gianni Vattimo.

El objetivo general es introducir al participante a la hermenéutica filosófica como un medio de construir y articular investigaciones en las áreas señaladas arriba.

Formulario:

http//bit.ly/TallerCIHER






 
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